Chantaje
La Real Academia de la Lengua Española define al chantaje de la siguiente manera: “Amenaza de pública difamación que se hace contra alguien, a fin de obtener de él algún provecho”. Esto es precisamente lo que está sucediendo con el transporte público en el país. Se consideran intocables los invencibles del volante, que se llenan la boca expresando que las medidas que tomarán de no hacerles caso el gobierno a sus ponencias, son para defender los intereses del pueblo y de los desposeídos, toda vez, que ellos son víctimas de medidas que asfixian sus intereses y que lo único que les queda será un paro nacional donde participarán todos los automotores existentes y los que la inventiva humana cree hasta que se efectivice la fiebre infernal de acumular más dinero, que es la peor falsedad que puede existir y que son los que más daño y aflicción producen, porque habita en el interior de sus conciencias que los califica como personas insatisfechas.
Vuelvo a recordar al eminente periodista Alfredo Pinargote, que alguna vez dijo que el Ecuador era un ‘paisito’ víctima del juego político de los viejos zorros, que han amasado fortunas encerrando a los más débiles en un callejón sin salida y ellos prevalidos de ser dueños del transporte público y la movilización, juegan con el destino del pueblo que es impotente por obvias razones, de no poseer trabajo ni dinero para adquirir vehículos que los ricos y dueños de compañías con gran facilidad los utilizan para explotar al usuario. Si fuera tan malo el negocio del transporte de toda índole, entonces por qué muchos de ellos son dueños de 4 y 5 automotores que les permiten acumular fortuna.
En resumen, el perjudicado siempre será ‘Juan Pueblo’ que se encuentra al vaivén de los vivos de siempre, el empresario que todo soluciona y el transportista que es dueño absoluto de sus mezquinas pretensiones, porque se consideran otro poder del Estado y es que olvidan, o pienso que no saben, que cuando hay honestidad y limpieza interior, la cercanía nace de suyo y sin estos principios ni los individuos ni la sociedad pueden funcionar. Con el respeto que se merece el primer ciudadano del país, que no penetren en su interior la repetida frase que será inflexible en el combate a la corrupción, porque en la práctica esto resulta una filosofía mentida.