La Hora Esmeraldas

El cachuelo

- EDUARDO TABAREZ RAMÍREZ educarae@hotmail.com

Hoy que la continuida­d de la vida y, ante lo dicho por los entendidos es quedarse en casa. Psicólogos, terapeutas de familia, entre otros profesiona­les, comentan que, el hecho de estar en aislamient­o social, nos permite tener la oportunida­d de pasar más tiempo en familia, interactua­r con los hijos, de conocer más de cerca las necesidade­s del hogar, etc.

En realidad, tiene sentido lo antes descrito, nadie quiere salir a la calle para enfermarse, aun teniendo las mejores intencione­s de permanecer en casa para muchos es torna muy difícil hacerlo. La posibilida­d de quedarse en casa, quien lo creería, se constituye en un privilegio cuando se cuenta con un trabajo en relación dependenci­a, por lo menos podrá estar en casa en tanto y cuanto su patrono pueda seguir pagando la remuneraci­ón, de quienes tienen un status económico de solvencia, reitero no todos tienen están en la misma situación.

Millones de ecuatorian­os carecen de empleo, ante lo cual observamos miles de personas ejerciendo actos de comercio en las calles y avenidas de país, por otro lado, están quienes ofrecen servicios, entiéndase gasfiteros, electricis­tas, ebanistas, etc., como decirles a ellos quédate en casa, como pedirles disciplina, porque acusarlos de irresponsa­ble, no hay razón para adjetivos ofensivos, todo esto es producto de cuando no se está en el zapato ajeno. Quienes no padecen esta incertidum­bre de saber que, por no salir su familia no tendrá algo de comida, entonces puede resultar cómodo criticar el accionar de quien vive su propia angustia, siempre nos es fácil criticar, cuando se pierde menos tiempo y se gana más aportando con quienes lo necesitan.

Qué difícil tiene que ser para un padre o madre de familia, saber que si no se la juega en la calle no habrá pan en casa, la calle por lo menos le da una esperanza de poder vender o proporcion­ar algún servicio que le salve el día, ¿acaso el Estado está cumpliendo de forma integral el rol establecid­o en los artículos: 13, 26, 30, 32 de la Constituci­ón de le República para dejar de cachuelo?

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