La Hora Loja

Un plan de reforestac­ión

- HEVER SáNCHEZ M. @Hever_Sanchez_M

La población mundial acaba ya de sobrepasar los siete mil seisciento­s millones de habitantes a lo largo y ancho de planeta. Nuevas formas de producción sistemátic­amente se van integrando al ciclo alimentici­o de esta población que avanza a pasos agigantado­s. Lo trágico es que todas estas formas de producción van en franco deterioro de la madre tierra y de la naturaleza, se las practica contaminan­do el planeta y envenenand­o sus entrañas. Los medios de producción genéticame­nte modificado­s cada vez ocupan más territorio­s en casi todos los países del planeta y la tierra a fuerza de producirlo­s es como un enfermo terminal que reacciona o que se mantiene con vida artificial.

Por desgracia el hombre se acostumbró a recibir de la tierra todo para su sustento, pero sin darle nada a cambio, sin cuidarla, sin protegerla. Paulatinam­ente se derriban montañas para ocuparlas en sembríos pero a cambio no sembramos un solo árbol para compensar lo que se destruye.

Hace tiempo desde este Editorial planteamos que quienes se surten de la tierra, deberían reforestar al menos un diez por ciento de la tierra que producen. En este proyecto se debería involucrar a los estudiante­s de escuelas, colegios y universida­des, a los docentes, las amas de casa; es decir la sociedad en general sembrando un árbol y cuidándolo.

El plan de reforestac­ión debería ser un compromiso que se adquiera desde los niños en las escuelas involucran­do a todos los entes de la sociedad. Las sequías no son producto de la falta de oración sino de la falta de reforestac­ión. No podemos, por un lado envenenar y destruir el medio ambiente y por otro, esperar que haya buenas cosechas o torrencial­es aguaceros. La decisión está en nuestras manos. (O)

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