Alerta roja en Francia debido a las protestas
Los ‘Chalecos amarillos’ saldrán a las calles hoy en varias ciudades. París tiene un fuerte contigente policial.
Francia, en alerta roja, se comenzó a atrincherar ayer, en víspera de nuevas protestas de los ‘Chalecos amarillos’ organizadas para hoy, que se teme degeneren en enfrentamientos, un escenario que el Gobierno espera evitar con casi 90.000 policías en las calles.
Museos cerrados, espectáculos anulados, partidos de fútbol aplazados... en todo el país se han tomado medidas excepcionales para evitar las impactantes escenas de violencia que dieron la vuelta al mundo la semana pasada.
Además, por primera vez en más de una década, se desplegarán vehículos blindados de la gendarmería en París, donde los comerciantes, escaldados por los destrozos y saqueos de hace una semana, se han parapetado. La unidad de élite de la gendarmería, los GIGN, están también en alerta.
“Todo indica que elementos radicales, facciosos, volverán a intentar movilizarse”, afirmó el ministro del Interior, Christophe Castaner, justificando un dispositivo de seguridad “a gran escala”.
Reunión
El primer ministro francés, Édouard Philippe, recibió ayer a una delegación de ‘Chalecos amarillos’, que se autodenominan moderados, en la víspera de las protestas convocadas para hoy, que se espera que degeneren en violencia, sobre todo en París.
Los autodenominados ‘Chalecos amarillos libres’, que no están reconocidos por otra parte del movimiento, apelan a manifestarse en las ciudades de provincias, pero no en París, donde se prevén protestan violentas como las del sábado pasado, y en las que cientos de personas resultaron heridas y arrestadas.
“Pido a todo el mundo que tenga en cuenta lo que hemos logrado y que nos ha dado la oportunidad de dar nuestro punto de vista”, manifestó Jacline Mouraud, una de las fundadoras del colectivo, en alusión a la supresión de la tasas al carburante decretadas por el Gobierno y que habían sido el origen de estas protestas que duran tres semanas.
Antecedentes
Las protestas comenzaron el 17 de noviembre en oposición al aumento de los impuestos a los combustibles, pero desde entonces se han convertido en un amplio movimiento contra la política económica y social del presidente Emmanuel Macron.
El Gobierno, acorralado por las calles, anuló el impuesto a los carburantes y congeló los precios de la luz y del gas durante el invierno.
Sin embargo, para los ‘Chalecos amarillos’ estas concesiones son insuficientes. Cuentan además
con el apoyo de la mayoría de los franceses (68%, según el último sondeo).