Las marchas del Primero de Mayo
Una vez más, como todos los años, se realizaron las marchas de los trabajadores y empleados, tanto públicos como privados, presentando consignas reivindicatorias de sus derechos. Siguiendo el ejemplo de los mártires de Chicago, que entregaron su vida en 1887 en defensa de sus derechos, los trabajadores ecuatorianos han venido luchando, a través del tiempo, por la justicia en sus relaciones laborales. Está bien reclamar y hacer respetar los derechos de quienes están vinculados al trabajo, pero sin olvidar los deberes implícitos. Todos los empleados y trabajadores, que tenemos el privilegio de trabajar para el Estado o para el sector privado, no solo somos sujetos de derechos, sino también sujetos de deberes que debemos cumplir con responsabilidad. El cumplimiento cabal de las obligaciones nos da “derecho” a reclamar nuestros derechos; esa es la justa ecuación laboral que debemos manejar.
La crisis económica del Ecuador, originada por una ineficiente gestión gubernamental, ha dado lugar para que en este país el trabajo deje de ser un derecho ciudadano y se convierta en un privilegio de pocos. Estas marchas deberían incluir la lucha por el trabajo como un derecho ciudadano y como un deber del Estado. Quienes no tienen trabajo deberían organizar sus propias marchas para que el Estado les garantice ese derecho. Por otro lado, hay gente que trabaja duro para ganarse la vida de manera autónoma; es el caso de los campesinos, pequeños emprendedores y comerciantes minoristas. Para este sector productivo no hay vacaciones, días feriados, derecho de huelga, ni contratos colectivos; el día que no trabajan, no tienen para sobrevivir. La justicia social y el buen vivir son sólo discursos demagógicos de tarima política.
Dr. Camilo Espinosa Pereira