El pensamiento de Benjamín Carrión (XI)
Solano (2)
Con respecto a nuestro continente, Solano es certero pero pesimista: cree en el dominio de los sajones del Norte sobre el resto de América. Acierta en parte. Profetiza los hurtos territoriales Yanquis a México. La dominación en Panamá. El arrebatamiento a España de sus colonias de América y las Islas Filipinas. Su biógrafo Víctor Manuel Albornoz apunta: Augura asimismo, con bastante anticipación, que México no volverá a ser colonia, sino que en él se hará el ensayo de un reino -eso lo dice en 1939- como más tarde lo intenta Napoleón III, al ceñir las sienes del infortunado Maximiliano con la Corona Imperial.
El fraile cuencano se acerca a Espejo en eso de intentar la unidad Grancolombiana, esta vez bajo el signo el mando de Bolívar. Prepara un proyecto que se publica en El Eco del Azuay, periódico del franciscano, sobre la erección del Imperio Republicano de los Andes. Esto motiva un escándalo porque el propio Bolívar lo atribuye a sus enemigos, que en todo momento lo atacaron por supuestas intenciones de coronarse emperador. Pero la verdad está establecida; Solano lo declara claramente: él no es un tratadista de Derecho Constitucional. Él admira a Bolívar. Él sabe que todos lo atacan. Que en la Convención de Ocaña está en minoría, casi solamente sostenido por los Diputados de la actual República del Ecuador. Y al propio tiempo piensa que la sola persona de este mundo capaz de salvar a Colombia es Bolívar….
Pasamos por el teólogo, al que se acusará de herético y fuera desautorizado por el Vaticano. Por el periodista serio y constructivo. . Nos queda el polemista, el panfletario , el gran insultador en prosa y verso. Funda numerosos periódicos, casi todos para emprender en campañas de ataque o defensa. Pero seguramente, el de mayor significado, el que más nos muestra las cualidades de combatiente de Solano, es La Escoba, que usa el siguiente lema: ¡No más tontos!Solano configura una manera de ser, un comportamiento de la inteligencia ecuatoriana que no ha ido hacia los campos de la narrativa y de la poesía, sino muy excepcionalmente, y en un a medida realmente menor que en otros países de América Latina.
El polemista por ideas, casi siempre en batalla por la libertad, reforzado por el investigador, el amante de la cultura: he allí un ensayo de tipificación del intelectual ecuatoriano a través de la historia […]”