Un museo cuenta la historia milenaria de Cuenca
En Pumapungo se relata, a través de guías, que los cañaris fueron los primeros pobladores de Azuay y Cañar.
Un lugar para revivir parte de la historia ancestral de Cuenca, es el Museo Pumapungo. Ahí están los vestigios hallados en asentamientos alrededor de la Cueva Negra de Chobshi, en Sígsig (Azuay), que se remontan a la etapa precerámica. En ese sitio milenario, los nómadas, hombres y mujeres primitivos dedicados a la caza y a la recolección de frutos, vivieron, encontraron abrigo, cocinaron y elaboraron sus artesanías.
Los estudios realizados a las puntas de lanzas y cuchillos de obsidiana, determinaron que fueron elaborados durante los años 8060 y 5585 a.C.
De acuerdo con Jorge Ortega, museógrafo, la visita al museo se traduce en un recorrido arqueológico y antropológico de más de 10 mil años en el devenir histórico de los primeros habitantes de la región, a través de la sala permanente arqueológica Pumapunku: Mundos de la Memoria.
Recreación
Se describe el trabajo científico llevado a cabo durante la década de 1980 en el sitio arqueológico de Pumapungo, ícono patrimonial de la capital azuaya.
En total se exhiben 330 piezas materiales recuperadas, de estas la mitad fueron encontradas en el lugar y son de cerámica, piedra, metal y concha spondylus.
Además, estos bienes patrimoniales se complementan con maquetas que describen la cotidianidad del ser humano en seis periodos históricos: Precerámico (Chobshi), Narrío, Tacalzhapa y Cashaloma, correspondiente a la fase de Integración de la cultura Cañari, Inca y la Colonia.
Paseo
Al llegar al periodo Narrío, los guías explican que este comprende del 2340 a.C. al 500 d.C. Aquí destacan las ucuyayas, que eran amuletos-colgantes que representaban a personajes míticos, elaborados en base a la concha spondylus. Posterior al nomadismo, el maíz, el fréjol, la quinua y las papas, ya eran cultivadas para la alimentación y se complementaban con la carne de animales andinos domesticados.
Luego se prosigue a la fase de Integración, atravesando por el ciclo Formativo, en la cultura cañari, que se divide en dos momentos: Tacalzhapa (500 a.C.1200 d.C.) y Cashaloma (500
d.C.-1470 d.C.). Estas etapas se caracterizaron por la capacidad creativa en la cerámica de sus pobladores, quienes desarrollaron un nuevo estilo alfarero y una intensa actividad comercial con el resto de culturas de la región.
Al contar con numerosas fuentes de oro, cobre y plata, los cañaris los utilizaron para la manufactura de objetos de adorno personal, armas e insignias de poder.