Sam roba mi trabajo
¡Un robot me está robando mi trabajo! Exclamó un obrero. No hay trabajo y no basta con Sam que no se cansa. Hoy nos enfrentamos a bajos niveles de capital humano cualificado y calificado, científicos afirman máximo el año 2050 muchas carreras profesionales, técnicas y no cualificadas presentan alta probabilidad de desaparecer, por ejemplo, un estudio menciona que el 47% de los empleos será reemplazado por robots o computadoras inteligentes. Recuerdo decir al CEO de Uber: “Nuestra competencia futura “real” no son los taxis, ni las otras compañías, sino los coches autónomos”. Ellos iniciaron a fabricar sus coches, mientras que nuestros taxistas iniciaron sus protestas y platear soluciones sin sustento cómo: no incrementar compañías, altas multas o prohibir el uso de ciertas aplicaciones tecnológicas, que realmente me parece algo abrupto.
La automatización llegó y Latinoamérica no es la excepción, aunque es verdad que todo nos llega tarde, menos los chismes, pues solamente sobrevivirán los que tengan conocimiento especializado, manejen tecnología actualizada, mayor desarrollo de habilidades blandas y una alta inteligencia social.
Sam, es un ¡robot! quien pone ladrillos, es cualificado, no tiene descanso, y ubica ladrillos seis veces más rápido que un operario, lo hace eficiente, está programado bajo una plataforma adaptable, aunque se dice que no reemplaza al trabajador sino que es un ayudante a él y sólo hará el trabajo pesado, no nos confiemos, no vaya a ser que Sam nos dejé nuevamente sin trabajo.
Mi intención no es asustar, ni que abandonen sus profesiones y estudios tradicionales, sino ver la manera cómo reinventar nuestros talentos y advertir de cómo pensar en utilizar esos robots para la empresa y como aporten a nuestro trabajo. Cómo Dijo Oppenheimer ¡Sálvese quien pueda! (O)