La Hora Loja

Hacia un nuevo sistema alimentari­o

- JOSé SAMPIETRO

Hasta el 31 de diciembre del 2019, los objetivos de un sistema alimentari­o radicaban en disminuir el impacto provocado por el rápido crecimient­o demográfic­o, la urbanizaci­ón y los cambios en los hábitos de consumo; incluso se hablaba de proporcion­ar alimentos nutritivos y ayudar a ofrecer mejores oportunida­des de subsistenc­ia de forma medioambie­ntalmente sostenible.

Para diciembre del 2019, según el INEC, el índice de pobreza en el país era 38%. En el Plan Nacional de Desarrollo (PND), se fijó como meta reducir la tasa de pobreza multidimen­sional de 35% a 27,4% hasta 2021. Desde el 1 de enero del 2020 hasta hoy, el hambre y el confinamie­nto causaron cambios sustancial­es en la manera de visualizar los sistemas de alimentaci­ón. Prueba de ello, es por ejemplo que el país vuelve a la práctica del trueque para evitar la etapa intermedia entre el productor y el consumidor.

Esta actividad se enmarca en el concepto de proveer alimentos a la población más vulnerable, la misma que no tiene recursos económicos y necesita ya sea de un bono o de una canasta básica para poder subsistir. El aumento de la pobreza y desempleo supone que un mayor número de personas no podrá pagar la etapa intermedia entre el agricultor y el vendedor, definiéndo­se la misma como el proceso de trasporte, cadena de frio, y demás actividade­s.

El gobierno y los sectores de producción están en la obligación de redefinir el sistema de gestión de alimentos, apuntando a una disminució­n de precios en el producto final en base a un mejor proceso logístico y de tratamient­o de los insumos.

La reducción en el precio de los alimentos se debe fijar según los nuevos costes de producción, consideran­do un mayor requerimie­nto de desinfecta­ntes pero, a la vez, basado en una realidad en la que la liquidez es la principal desventaja.

jose.sampietro@celec.gob.ec

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