No es lo mismo Chana que Juana
Las elecciones generales de Bolivia, realizadas el 18 de octubre, concluyeron con el amplio triunfo de los candidatos del Movimiento al Socialismo (MAS). EL errático gobierno de la señora Jeanine Áñez y su cuestionado manejo de la pandemia, influyeron en la decisión popular.
Evo Morales, causante de la grave crisis democrática de su país, por tratar de perpetuarse en el poder, asoma hoy victorioso, cuando fue él quien, aplicando el modelo cubanovenezolano, en 2009, impulsó una reforma constitucional que posibilitó su reelección para dos mandatos continuos. Confiado,
en febrero de 2016, convocó a referendo para reformar nuevamente la Constitución y postularse en 2019; el 51% de los votantes le dijo NO; sin embargo, en noviembre de 2017, el Tribunal Constitucional, burlando la voluntad del pueblo, habilitó su nueva candidatura. Llegadas las elecciones, un triunfo en primera vuelta calificado como fraudulento, derivó en su renuncia a la presidencia y abandono del país.
Han triunfado, en esta ocasión, en elecciones sin tacha, los candidatos del MAS y el economista Luis Arce, es el nuevo presidente de Bolivia. De 57 años de edad, muestra una sólida formación académica, experiencia administrativa, sensatez política y talla de estadista. Estudió en la estatal Universidad Mayor de San Andrés en La Paz; cursó una maestría en la universidad británica de
Warwick; y, fue funcionario durante 18 años del Banco Central. Se le atribuye una orientación sensata de la economía en un país que, entre 2006 y 2017, elevó su Producto Interno Bruto de 9.500 millones de dólares anuales a 40.800 millones y redujo la pobreza del 60% a 37%. Arce fue, según criterio general, el pilar más importante de la recuperación económica de Bolivia. Ha ofrecido un gobierno de unidad y reconciliación nacional. Hay que confiar en que así sea.
No sucedió con Bolivia lo que con el Ecuador, caracterizado por la improvisación, ineptitud, soberbia y prepotencia de políticos irresponsables que, en un lapso similar, lo sumieron en una de las peores crisis económica, política y, especialmente moral, de su historia. ¡Y ahora quieren ir por más!
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