Más inversión en infraestructura de cuidado
Si más ecuatorianas tienen empleos da calidad y bien pagados, el país tendrá mayor crecimiento económico y mayor desarrollo social.
Las mujeres juegan con cancha inclinada en contra en el mercado laboral, debido a problemas estructurales que merman su desarrollo, nivel de ingresos, calidad de vida y oportunidades.
No solo ganan, en promedio, entre 15% y 30% menos que los hombres, por cumplir las mismas funciones, sino que además 7 de cada 10 que tiene empleo están en la informalidad y otras actividades precarias sin acceso a beneficios de Ley y protección social mínima.
Asimismo, ellas enfrentan prejuicios y expectativas sociales que las reducen solo a un papel de cuidadoras. Por eso, dedican más del doble de horas a responsabilidades domésticas y de cuidados no remunerados, que sus pares masculinos, lo que se convierte en una barrera para acceder a mejores puestos de trabajo.
Hay que equilibrar
Ante esta realidad, la meta debe ser aumentar y mejorar la participación de las mujeres en el mercado laboral, no solo por un sentido de justicia y equidad, sino también porque representa un buen negocio para la sociedad, a través de mayores tasas de crecimiento y reducción de la pobreza. Lorena Andrade, economista e investigadora, comentó que estimaciones de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), establecen que se puede lograr un aumento de, al menos, el 6% en el ingreso por habitante, o Producto Interno Bruto (PIB), per cápita, con la implementación de políticas modestas que promuevan la participación laboral femenina, °Existe
un círculo virtuoso entre la inversión en infraestructura de cuidado y el crecimiento económico. Por un lado, la inversión dinamiza la demanda interna de consumo y, con ella, el nivel de actividad. Por otro, se amplían las posibilidades de crecimiento en el largo plazo y de desarrollo, en la medida en que se libera tiempo de las mujeres y se profesionaliza y regula la calidad del cuidado, lo que contribuye a que los países salgan de la trampa de bajo crecimiento.
“Mejores guarderías, maternidades y servicios de salud preventiva tienen efectos positivos en el nivel de educación y productividad de las mujeres. Además, reduce las desigualdades educativas”, añadió Lorena Andrade, economista e investigadora,.
como la expansión de servicios de cuidado de calidad.
“Esto se suma a múltiples beneficios positivos para las familias y las comunidades, incluyendo la mejora de la nutrición y los resultados educativos de los niños. Además, las compañías que tienen una fuerza laboral más diversa en sus puestos de liderazgo alcanzan un mayor rendimiento financiero (entre un 21% y 33% más), que las empresas en su mismo campo sin tanta diversidad”, puntualizó.
Agregó que hay que acabar con los estereotipos que inhiben el rendimiento de las mujeres en el aula y en el trabajo, pues las nociones estereotipadas entre hombres y mujeres comienzan a manifestarse a edades muy tempranas y condicionan enormemente el futuro laboral de las mujeres.