G20, ¡más rating que ShowMatch!
Dos ironías se dieron en la reciente cumbre del G20 en Buenos Aires. Por un lado, el demócrata Macri recibió con honores al líder del hegemónico partido comunista chino que puja por el “libre comercio” contra el “campeón del capitalismo”, EE.UU. La segunda ironía es que también recibió al heredero saudí, perdiendo autoridad moral para decir que combate a narcos y delincuentes al invitar al responsable por el descuartizamiento de un periodista.
El G20 tuvo mucho más rating que el popular programa de TV “ShowMatch” y Macri salió
ganador frente a la eufórica opinión pública. Si el globo se acordó del G20, fue sobre todo por la tregua entre EE.UU. y China. El Mundo de Madrid, tituló “Réquiem por el multilateralismo” y dijo que “George H. W. Bush murió… en persona y en espíritu. Su ideal de un mundo (globalizado)… recibió el certificado de defunción en una cumbre (que)… sanciona el ‘statu quo’… Más serio es que el comunicado, por primera vez en 10 años de cumbres del G-20, no rechace el proteccionismo”.
Esta cumbre no solo que no fue “pro” mercado, sino que no piensa liberarlo más -y quizás menos- al comercio internacional, ni piensa en bajarle impuestos, ni dejarlo trabajar a pleno. Más bien se dedicó a agrandar el peso del Estado a costa del sector privado lo que, sin dudas, tiene consecuencias negativas. Vendrían inversiones, dice el oficia-
lismo, pero ese dinero es proporcionado y/o dirigido por agencias estatales, es decir, se agranda el Estado a costa del mercado.
Al contrario de lo que la opinión pública cree, y como corresponde a burócratas y líderes estatales, el G20 más que desregular -liberar al mercado- propone regular. La adopción de medidas regulatorias fue la misión principal -particularmente en finanzas- y por eso dieron pasos para reforzar los aportes de capital al multi estatal FMI, o sea, más Estado a costa del sector privado que lo financia por vía impositiva. Reforma que implicará una redistribución del poder en el organismo y China tendrá una mayor influencia basada en su peso como principal acreedor de EE. UU.