“Me siento bien porque perdí mi extremidad defendiendo mi patria”.
HISTORIAS DE EXCOMBATIENTES DE LA GUERRADEL GUERRA DEL CENEPA
El sargento en servicio pasivo, Tomy Quiñonez, combatió en la guerra del Cenepa. Hoy cuenta su experiencia.
QUEVEDO • Con una voz pausada y una mirada que refleja una mezcla de gloria y dolor, Tomy Quiñonez Bone, cuenta cómo fueron sus días en el enfrentamiento bélico más simbólico del Ecuador: la ‘ Guerra del Cenepa’.
Era primero de junio de 1979, cuando el soldado Quiñonez se graduada de la conscripción militar. Él ya había decidido servir a la patria y veía al Ejército como un camino para poder hacerlo; en ese entonces tenía 20 años.
Asegura que le entregó al servicio militar los mejores días de su juventud, hasta convertirse en sargento segundo.
“Yo decidí no realizar los estudios universitarios e inscribirme voluntariamente al Ejército. Fue transcurriendo el tiempo hasta que la brigada se fue estructurando con nuevos aspirantes”, recordó.
Ya en 1994 recibió una orden de parte de su coronel. Allí le decía que habían invadido un destacamento militar que le pertenecía a Ecuador. Su grupo fue seleccionado para ir a la zona de conflicto Coangos, pero aún no había empezado la guerra.
Quiñonez y su equipo perduró un largo tiempo en el lugar sin imaginar que la selva se convertiría en su hogar durante meses. “En ese entonces fue que los soldados nos enteramos de las intenciones de invadir a nuestro país”, comentó.
Situación
Pasó el tiempo y llegó enero de 1995, cuando el conflicto empezó por una invasión de parte de los peruanos. Ellos se habían movilizado a todos los puntos fronterizos, según reseña Quiñonez.
“Recuerdo el día que los soldados peruanos nos invadieron y el jefe de ellos nos dijo que teníamos que salir, que ese pedazo de territorio era de ellos”.
Era la primera embestida directa de las Fuerzas Armadas y desde temprano las autoridades dades de Gob Gobiere no estaban taban pendientes de esa a operación.
“El l primer disparo vino del teniente ente Tuárez, pertenecíamos al l Grupo #26 conformado por 16 miembros de combate. Fuimos imos emboscados y bombardeados ados por los peruanos y perdimos rdimos a muchos hombres, prácticamente ácticamente todos jóvenes”, cuenta. nta.
La explosión
El actual sargento gento en servicio pasivo continúa úa su relato y dice ce que a pesar de que ese día fue trágico, jamás más olvidará el 7 de febrero de 1995, 995, ya que perdió dió su pierna acciccidentalment te e y además era el cumpleaños ños de su hijo. “EsEstábamos siendo ndo emboscados otra vez, cuando en ese dilema, mi teniente niente médico pisa el fusil y todos esos impactos mpactos lo recibe mi pierna. Eso o pasó cuando los peruanos ya estaban invadiendo la a trinchera, nunca olvido esa fecha”.
En medio de esa emboscada, los soldados que habían quedado do de la tropa llamaron a un helicóptero de las Fuerzas Armadas para poder sacarlo. La aeronave no podía bajar al campo de batalla porque estaba completamente minado.
“Mis compañeros y el piloto se las ingeniaron para subirme mediante una canastilla. Recuerdo que en eso dos helicópteros peruanos se acercaban y mi compañero Roberth Gudiño logró derribar uno, yo estaba herido de mi pierna”.
Al salir de ahí, con una pierna menos, sintió una mezcla entre gloria y dolor. Tuvo una recuperación de meses y viajó a Estados U Unidos dos pa para a lograr og a ob obtet e ner una prótesis.
“Yo me siento bien porque perdí mi extremidad en defender el terruño, siempre ando en la plaza con pantaloneta”, comenta el sargento.
Actualidad
Quiñonez ha recibido muchas menciones de honor por su participación en la Guerra del Cenepa. “Las condecoraciones que me han dado las aprecio, yo jamás pedí nada, por mi todos fueramos condecorados porque todos estuvimos en la guerra”.
Ahora, desde que salió de las Fuerzas Armadas, se ha dedicado a diversas actividades, pero jamás sacará de su mente la guerra, aunque algunas cosas p prefiere e e e no o recordar. eco da . “Estoy stoy feliz por la labor prestada, si alguien tiene ese deseo de ser mili
tar y servir, que lo haga”.