¡Crítica, condena y queja!
La violencia desatada contra algunos periodistas de radio y televisión, en estos días, se origina porque utilizan un lenguaje que despierta reacciones revanchistas en los aludidos. El mal uso de las críticas trae consecuencias fatales. Esto sucede cuando el protagonista está concentrado en sus propias convicciones y no medita en los efectos que causa en la autoestima del o los referidos en sus comentarios.
Jesucristo nos enseña que debemos amarnos los unos a los otros y evitar convertirnos en jueces de nuestros semejantes porque con la vara que medimos seremos medidos. Esto lo expresó porque conocía los defectos de la naturaleza humana generalmente centrada en el egoísmo satánico que busca sembrar resentimientos generadores de las más crueles contiendas. A nivel mundial esto se viene observando desde hace siglos en regímenes dictatoriales como los de Hitler, Stalin y otros.
La crítica es una puñalada al corazón del que la recibe por lo que es rechazada, a veces, con violencia. La codena genera odio porque ofende, lastima y humilla. Sobre esto Jesucristo dijo que no miremos la paja en el ojo de nuestro hermano sino la viga que está en el nuestro. Las quejas producen lastimas y, por consiguiente, debemos seguir las normas que nos imparte Jesucristo para cultivar el amor de nuestros semejantes.
Por otra parte, de manera expresa, internacionalmente se establece que la primera regla de relaciones humanas es: NO CRITIQUES, NO CONDENES, NI TE QUEJES. ¿Qué deben hacer los periodistas para no violar estas claras disposiciones?. Lo profesional es invitar al diálogo a la persona involucrada en un hecho lamentable para que explique públicamente la o las razones que le movieron para proceder de la manera que lo ha hecho. Luego emitir un comentario relacionado con el tema tratado. ¡TODA ACCIÓN GENERA UNA REACCIÓN!