‘SATURADO’
‘Evidentemente, cualquier sistema sanitario se satura’, dijo ayer Agustín Albán, cabeza del COE provincial en Pichincha, frente a la preocupación que existe, en la capital y en varias ciudades, en las que los pacientes que acuden en busca de una cama hospitalaria se dan con la realidad en la cara.
En Quito los hospitales ‘centinelas’, nombrados por las autoridades para acoger pacientes con síntomas moderados y graves de Covid-19, operan por sobre su capacidad.
En Quito, los hospitales del Ministerio de Salud, del IESS e, incluso, los operados por la Policía y Fuerzas Armadas, no tienen camas libres para recibir a más pacientes de Covid-19 y, en algunos casos, se debe decidir fríamente, quien tiene más oportunidades de vivir. Esta es la “saturación” del sistema.
En las semanas que pasaron y en las que están por venir, se perderán vidas que bajo otras circunstancias podrían salvarse. Esto, porque las características etarias, demográficas o de salud, ubican a un paciente en un rango menos valorado que otros. Será por la edad o enfermedades previas; pero se dará también por la posición socioeconómica, porque algunos habrán gozado de una mejor alimentación, tendrán un sistema inmune más fuerte y podrán acceder en el -menos saturado- sistema privado, a una cama, un concentrador de oxígeno o un ventilador mecánico.
Donaciones de mascarillas, habilitación de más camas de 10 en 10 son paliativos; es urgente una reforma al sistema de salud que empiece por privilegiar la salud preventiva, haga un uso eficiente de sus recursos y elimine todo rastro de corrupción.