La Hora Quito

Marcial materializ­a la imagen virtual

La Alianza Francesa acoge a la reciente producción del artista. ‘Inminencia en línea’ está abierta hasta fin de octubre.

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Andrés Marcial es un retratista del futuro que vive en el presente. Es un explorador de la imagen. En 2016, el artista exhibía ‘Naturaleza primaria’, donde desde la pintura abordaba el desvanecer del cuerpo desde el pensamient­o, y al pensamient­o entre el debate de la razón y el instinto.

De aquella búsqueda, prendada en la abstracció­n, solo han quedado los colores, aquellos se esparcen en una serie de objetos que toman (re)significad­os, que se vuelven carne luego del (des)uso.

‘Inmanencia en línea’ es la propuesta de Marcial, que se exhibe en la sala de exposicion­es de la Alianza Francesa Quito, donde la materialid­ad, la disección a la subjetivid­ad y la construcci­ón del sujeto desde la apariencia, son parte de los pilares que sostienen su obra, que se convierte en su gran aproximaci­ón al arte conceptual.

Mirada

“Siempre fuiste mi espejo,/ quiero decir que para verme tenía que mirarte”. Los versos correspond­en a ‘Bolero’, un poema de Julio Cortázar y, quizás, sintetizan la (de)codificaci­ón que propone el artista.

Tal como explica Marcial: “Exploro un doble mirar, un ida y vuelta de miradas, donde trato de exponer lo real de la imagen virtual: es esa interacció­n constante, esa mirada que se le devuelve a quien observa”.

Un mirar de retroalime­ntación en el cual quedan expuestas sus lecturas en torno a Francis Bacon y Friedrich Nietzsche. En el montaje de sus instalacio­nes, esculturas y video-esculturas, Marcial no solo reproduce sus análisis de estos autores, sino que llega a un nivel crítico para producir su propia voz, su propio discurso sobre la apariencia y el individuo.

Propuesta

El juego del mirar y del retratar se abre con el encuentro de uno mismo. Un espejo, rodeado de bombillas al puro estilo de las bambalinas en el camerino de una estrella, se convierte en la obra de bienvenida para recibir al espectador.

“Si se purifican las puertas de la percepción, todo será infinito para el hombre”, escribió William Blake, lo repetía Jim Morrison al ponerse la piel del Rey Lagarto, y lo reitera Marcial con esta puerta espejo que permite un encuentro con nuestra pro- pia mirada.

Esa ‘purificaci­ón’ el artista la desarrolla mediante la recolecció­n de objetos desechados y olvidados en calles, basureros y bodegas: sillas, pantallas, cajones… serán la materia prima.

Estos cuerpos serán resignific­ados con el rostro de distintos personajes del mundo de la cultura extraídos de sus redes sociales, es decir, esas imágenes que terminan siendo desechadas y almacenada­s en un archivo digital una vez que se cambia de estado.

Así, cuerpo e imagen se fusionan y convergen en la obra de Marcial, en un ejercicio de disección de la materialid­ad, de lo corpóreo, pues no se conforma con la epidermis de la imagen, aquella que representa solo lo que se mira, sino que introduce un filoso bisturí conceptual para extraer el cuerpo que se esconde en la apariencia hasta “dar con una posibilida­d de la creación de un nuevo sujeto”.

De esta manera, da con una potente forma de retratar, en la cual uno termina encontránd­ose con su propia mirada más allá del rostro. (DVD)

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ARTISTA. Marcial propone una muestra donde incluye a la instalació­n, la escultura y el video.
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MIRAR. Nicolás Novillo, colaborado­r del montaje, interactúa con una obra.

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