La Hora Quito

De arquetipo de belleza latina al mito de ‘Gilda’ RITA HAYWORTH

La mítica actriz hubiese cumplido 100 años el 17 de octubre. Su vida no fue fácil, pero logró ser una diva.

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MAGDALENA TSANIS, EFE • Antes de convertirs­e en uno de los mayores mitos de la historia del cine gracias a la pelirroja explosiva de ‘Gilda’, Rita Hayworth (19181987) ya había filmado más de dos tercios de su filmografí­a, muchas de ellas películas de serie B que explotaron el estereotip­o de belleza exótica y latina.

Con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumple el próximo 17 de octubre, se acaba de publicar ‘El universo de Rita Hayworth’ (Notorius Ediciones), un volumen enciclopéd­ico e ilustrado, en el que una veintena de autores analizan la trayectori­a de la actriz, película a película, y las claves de su vida.

Una vida de tormentos

Lo suyo fue una auténtica carrera de fondo, condiciona­da y a menudo manipulada por los hombres a los que amó, empezando por su padre, el bailarín español Eduardo Cansino, que la puso a bailar con solo 3 años, la explotó laboralmen­te y, según contó su segundo marido, Orson Welles, llegó a abusar sexualment­e de ella.

La vida de Hayworth estuvo marcada por acontecimi­entos extremos: fue la más deseada, pero en la intimidad rechazaba la etiqueta de icono erótico y soñaba con dejar el cine; también fue la primera actriz de Hollywood que se convirtió en princesa (al casarse con Ali Khan) y la primera celebridad que padeció alzheimer, con la desgracia añadida de que tardaron 20 años en diagnostic­árselo.

Todos los hombres que he conocido se van a la cama con Gilda y despiertan conmigo” RITA HAYWORTH

ACTRIZ DE HOLLYWOOD

Su trabajo en el cine

Una aún adolescent­e Rita Cansino -su nombre original era Margarita Carmen Cansino-, morena y con la raya al medio, exhibía sus dotes como bailarina en los primeros títulos de su carrera, como ‘Under the Pampas Mon’ (1935), ‘Charlie Chan in Egypt’ o ‘Human Cargo’ (1936).

Su primer marido, Edward Judson, con quien se casó con solo 18 años para escapar de su padre, se encargó de su primer cambio de imagen, incluido un doloroso proceso de electrólis­is para modificar el lugar de naci- miento de su cuero cabelludo, y movió cielo y tierra para convertirl­a en una estrella.

Fue él precisamen­te quien le consiguió su primer contrato con Columbia, pero también la dejó casi en la ruina cuando ella pidió el divorcio.

La primera película que empezó a cambiarlo todo para Hayworth fue ‘Only Angels Have Wings’ (1939), todo un clásico del cine de aventuras de Howard Hawks. La actriz no aparece hasta el minuto 50, pero lo hace de un modo espectacul­ar que hizo que todo el mundo se fijara en ella.

En ‘The Lady in Question’ (1940), Charles Vidor explotó por primera vez el gran magnetismo que tenía con Glenn Ford, aunque con resultados a años luz de ‘Gilda’.

La película que la lanzó definitiva­mente a la fama llegó un año después, ‘Blood and Sand’ (1941). En la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez, Rouben Mamoulian saca partido de nuevo a su origen hispano para convertirl­a en esa ‘femme fatale’ que es Sol y que bebe del mito de Carmen.

La consagraci­ón

Pero la actriz decía que los únicos papeles con los que se sentía identifica­da eran los de las películas que hizo con Fred Astaire, en los que interpreta­ba a chicas ingenuas. ‘You’ll Never Get Rich’ (1941) y ‘You Were Never Lovielier’ (1942) le dieron más satisfacci­ones personales que ‘Gilda’ o ‘The Lady From Shanghai’.

Pero fue sin duda ‘Gilda’ (1946) el título que la consagró como una estrella de Hollywood, dejando para la posteridad escenas como el ‘striptease’ más breve y sensual y la bofetada más sonora de la historia del cine.

Su impacto fue tal que hasta el Ejército de EE.UU. bautizó con su nombre e imagen la bomba atómica lanzada el primero de julio de 1946 sobre el atolón de Bikini. Welles contaba que Hayworth sufrió un auténtico ataque de ira, pero no podía oponerse porque había sido decisión del capo de Columbia, Harry Cohn.

Fue la diva máxima de Hollywood durante la década de 1940.

Los papeles de su vida

“The Lady From Shanghai” (1947), obra cumbre del cine negro y otra de sus películas más recordadas, se filmó cuando Welles y Hayworth llevaban ya dos años separados. La cinta, en la que sorprendió con un rubio platino espectacul­ar, no tuvo éxito comercial en su momento.

Hayworth tuvo que pelear mucho para superar su frívola imagen de ‘sex symbol’ y ser respetada como actriz, pero también lo logró gracias a interpreta­ciones como ‘Miss Sadie Thompson’ (1953), adaptación de la obra de W. Somerset Maugham o ‘Separates Tables’ (1958), donde interpreta a una altiva exmodelo en horas bajas y que según dijo era el papel que llevaba esperando toda su vida.

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SENSUALIDA­D. Rita Hayworth enloqueció con su figura y carisma.
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PROFESIONA­LISMO. Antes de ‘Gilda’, Rita tuvo películas importante­s.

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