La Hora Quito

una obra monumental donde el protagonis­ta es el cine

Esta película de Giuseppe Tornatore cumple 30 años. Una cinta imprescind­ible del ‘Séptimo arte’.

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DAVI D AL

MEIDA GARCÍA • Este 17 de noviembre ‘Cinema Paradiso’ celebra 30 años de su estreno. Sin duda, un gran acontecimi­ento, pues se trata de una de las películas más hermosas de la historia del cine, que no solamente cautivó al público sino que una gran parte de los críticos la bendijo como una joya del ‘Séptimo arte’.

El italiano Giuseppe Tornatore escribió y dirigió este largometra­je, que cuenta con la música de otro grande, el legendario Ennio Morricone, quien con sus composicio­nes marca el pulso de esta película, la que arranca las más sinceras emociones del espectador.

No podemos dejar de lado a Blasco Giurato, el encargado de la fotografía en la que se ambienta esa Sicilia de la década de 1950, tiempo de postguerra donde Italia estaba sumida en la miseria, una miseria que parió el ‘neorrealis­mo italiano’ con grandes como Vittorio de Sica, Roberto Rossellini o Luchino Visconti.

Precisamen­te Tornatore recoge lo mejor de estos cineastas y crea una película en la que el cine homenajea al cine en el sentido más puro, honesto y sin nada de pretension­es.

Maravillos­a

‘Cinema Paradiso’ nos narra instantes de la vida de

Salvatore (Totó), un niño de un pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir al cine o cinema. Subyugado por las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia, pero un día Alfredo, el operador del cinematógr­afo, accede a enseñarle los misterios y secretos que se ocultan detrás de una película.

Salvatore va creciendo y llega el momento en el que debe abandonar el pueblo y buscarse la vida. 30 años después recibe un mensaje, en el que le comunican que debe volver a casa.

La historia recurre al ‘flashback’, ese recurso narrativo que nos enseñó Orson Welles con ‘Ciudadano Kane’ (1941), que nos es más que un bello recorrido nostálgico por la vida, la infancia, la adolescenc­ia y la adultez de Totó, quien se convirtió en un destacado cineasta.

Tornatore conjugó los sueños de todo cinéfilo: vivir en una fábula donde cada caída signifique un levantamie­nto más fuerte, donde se puede jugar con el tiempo, con la tristeza y con la alegría, un mundo al cual tan solo podemos observar y añorar.

Las interpreta­ciones de Totó fueron de, ese entonces niño, Salvatore Cascio, Marco Leonardi (el adolescent­e Totó) y Jacques Perrin (adulto). El entrañable Alfredo fue encarnado por Philippe Noiret (fallecido en 2006) y el cura Adelfio por Leopoldo Trieste.

Y como esta historia también tiene un interés romántico, no podemos dejar de lado a Agnese Nano, la bella Elena Mendola que no solamente enloqueció al joven Totó sino al público.

En fin, no podemos contarle la película, pero sí queremos que la vea y la disfrute. Sabemos que no es lo mismo verla en casa que en una sala de cine (donde la magia del proyector y de los compañeros anónimos de butaca es apreciable), pero la experienci­a le hará una mejor persona. Eso le aseguramos.

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Totó y Alfredo.SALA. Todo un pueblo tiene un lugar donde ‘se transporta a otro mundo’, el Cinema Paradiso. Pero un cura censor es el que dispone los ‘cortes’.Totó y Elena.

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