La Unasur deambula entre un nuevo diseño y la inercia
El Gobierno ecuatoriano busca hacer cambios en el organismo tras su debilitamiento.
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que surgió en 2008 como un modelo de integración impulsado por los denominados Gobiernos progresistas, deambula ahora entre la necesidad de un rediseño y la inercia en la que cayó junto al debilitamiento de las fuerzas que la auparon en sus inicios.
Ecuador -donde se encuentra la Secretaría General de la Unión- le retiró el edificio en el norte de la capital, para ofrecerle una sede en una casa patrimonial en el centro de Quito.
La inercia de la Unión comenzó en enero de 2017 cuando se retiró su último secretario gene- ral, el expresidente colombiano Ernesto Samper, que no tuvo reemplazo por la falta de consensos en el bloque.
La retirada en abril del año pasado de la mitad de sus miembros debilitó aún más al organismo, al que políticos y exdiplomáticos conservadores quieren verle disuelto. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú comunicaron su decisión de no participar en este grupo, conformado también por Ecuador, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela.
Cambios
Ecuador propuso un “nuevo diseño” para la Unasur en 2019, año considerado clave por el canciller ecuatoriano, José Valencia, para el futuro del organismo regional, debilitado también por varias deserciones.
“Lograr un nuevo diseño” sería lo ideal en el organismo, dijo Valencia al insistir en que “Ecua- dor no es partidario de la desintegración de Unasur”.
Ese rediseño también incluye, desde la visión del Ejecutivo, su traspaso de sede, a una más modesta de la que hasta ahora funciona en la Mitad del Mundo. El presidente, Lenín Moreno, quiere convertir a la sede original en un centro de estudios superiores.
Otra posición
La postura de Moreno frente a Unasur es catalogada, según el exlegislador correísta Virgilio Hernández, como una traición al pensamiento progresista. “Hay un giro total del Gobierno de Moreno a la línea por la que fue elegido” y ese viraje se nota también en la política exterior, agregó. Para Hernández, Moreno ha apostado por aceptar directrices de Washington. Sin embargo, Ecuador ha sido enfático en que no recibe injerencias de ningún país.
(EFE/AGO)