Recorrido prehispánico por Quito
Durante dos horas se ofrece otra mirada sobre los orígenes de Quito, con referencias a la presencia inca.
“El zócalo o cuerpo inferior del Palacio de Gobierno todavía tiene las piedras con las que se construyó el Palacio de Atahualpa”, era una de las primeros datos que proporcionaba la guía turística y activista cultural, Sofía Estévez, al iniciar a las 10:00 de ayer un recorrido guiado por el Centro Histórico.
El grupo interesado, alrededor de 20 personas, recibió con cierta sorpresa esta indicación mientras se multiplicaban comentarios de que “eso no fue lo que nos enseñaron en la escuela”.
Con plena conciencia de este tipo de reacciones, Estévez respondió que existe poco interés en quienes se dedican a la enseñanza de la historia y de los propios responsables de recorridos turísticos tradicionales en abarcar períodos históricos anteriores a la Colonia y la República.
“Muy poco se abarca desde la academia el tiempo que corresponde a la previa llegada de los conquistadores a estos territorios. Lapsos de tiempo como preinca e inca son casi relegados por el interés del sector turístico y educativo. Nuestro objetivo es crear una nueva conciencia social”, insistió la experta mientras indicaba las características de las piedras que sostienen el Palacio de Gobierno, que constituyen verdaderos vestigios de estructuras incaicas.
Pese que fueron limadas para quitarles sus formas “panzonas” con las que originalmente fueron colocadas, algunas de estas piedras se presentan en mejor forma en comparación a las colocadas posteriormente, con huecos que dan cuenta de ataques de hongos y sobre todo del paso de varios siglos.
Otros lugares
El grupo también miró con asombro las piedras incas, algunas con 12 ángulos rectos o un sello inconfundible de los incas, en las partes bajas de la Catedral Metropolitana de Quito, la escuela La Providencia y el Convento de La Merced.
Por allí se realizó el recorrido, con referencias a documentación histórica e investigaciones contemporáneas, sobre las seis décadas de permanencia Inca en el siglo XVI. Estévez señaló, por ejemplo, que algunos de estos documentos invalorables son las actas de los primeros cabildos de Quito y también las crónicas enviadas a la Corona Española en las que se registra el cumplimiento de la orden de “no dejar piedra sobre piedra de los lugares donde los aborígenes realizaban ritos paganos”.
A esos sitios el turista llega con su vista desde la Plaza Grande, con solo girar su mirada 180 grados hacia la parte alta de San Juan, hasta la Loma del Panecillo. En estas dos lomas, explica Estévez, los incas edificaron ‘huacas’ o lugares ceremoniales para rendir culto al sol y a la luna. Entre ambas lomas también había otra ‘huaca’, que era considerada como un lugar sagrado, porque la consideraban el “inframundo o lugar de nuestros muertos”.
“Me parece fascinante lo que escuchamos porque todavía hay mucha polémica y no hay cosas claras de la época preespañola”, comentó Ramiro Almeida, ingeniero en Telecomunicaciones que se declara “amante lector de la historia”, que acudió ayer a este recorrido.
La historiadora de profesión, especializada en Arte, Gabriela Villarroel, también participó en este recorrido y destacó que “es algo que ya lo veíamos desde la Academia, pero que ahora se están sacando al público. Eso significa un revalorizarse no solo como fruto de la Colonia, sino mucho más que eso, en años, en trayectoria, en contexto, que me hace lo que soy”. (JCER)