Tatuajes conectan a los tsáchilas con el universo
En los brazos, las piernas y el tórax, los tsáchilas se pintan varios dibujos que hacen referencia a una tradición que mantienen desde hace varias generaciones. No obstante, los investigadores de esta nacionalidad no conocen la época exacta de cuándo data esta expresión, aunque coinciden en que se dio cuando comenzaron a pintarse el cabello con achiote. En fotografías de inicios del siglo XX, que conserva la Biblioteca Municipal de Santo Domingo, se aprecia a los miembros de este pueblo con dibujos en varias partes de sus cuerpos. Se ven líneas gruesas marcadas con tinta natural obtenida del güito, que es similar a un durazno.
“De las leyendas que tenemos, se cuenta que la viruela atacó a gran parte de los tsáchilas y que un poné tuvo una premonición de utilizar el achiote para curar. Se cree que en ese entonces también se empezó a usar el güito o mali para pintar el cuerpo”, cuenta uno de los historiadores de la etnia, Henry Calazacón.
Las pinturas corporales iniciaron como líneas sencillas y gruesas, luego llegaron a ser más angostas y fueron adoptando otras formas. Con los años se representó a la naturaleza, las estrellas, los planetas, el Sol y la Luna, explica Manuel Calazacón, de la comuna Chigüilpe, quien vive en el Museo Etnográfico Tsáchila, en la zona de Wapilu.
Manuel se pinta en su tórax la Luna y las estrellas. Detalla que lo hace porque siente una conexión con el universo cuando realiza sus ceremonias de sanación. Él es poné y menciona que maneja energías naturales para sanar el alma y el cuerpo. (DLH)