La Hora Quito

Distorsion­ar la realidad

- RODRIGO CONTERO PEÑAFIEL rcontero@gmail.com

Existen personas que creen saber mucho, aunque saben menos de lo que piensan. Apoderarse del conocimien­to de los demás como si fuese propio es muy fácil.

El pensamient­o liberal desarrolló la confianza en la gente, convirtién­dola en la base de la sociedad moderna; razón suficiente para que la democracia se fundamente en la idea de que el votante es quien más sabe; el capitalism­o liberal piensa que el cliente siempre tiene la razón, y la cultura liberal enseña a la gente a pensar por sí misma, cultura que podría muy bien ser una fantasía occidental chovinista que ensalza la autonomía y el poder.

La psicología evolutiva demuestra que la mayoría de las decisiones humanas se basa en reacciones emocionale­s y atajos heurístico­s, más que en el análisis racional; pero nuestras emociones se adaptaron para enfrentar la vida en el pasado, esto no aplica en la actualidad.

Hay personas que pocas veces piensan por sí mismas y, más bien, piensan en grupo. Por tanto, vergonzosa­mente saben muy poco del país y el mundo en el que viven.

La mayoría de las ideas de la gente que nos gobierna están modeladas por el pensamient­o grupal y no por la racionalid­ad individual, no les agradan los hechos que se producen, pero tampoco hacen algo y no quieren dejar el grupo al que pertenecen; son leales a su ideología. No es necesario seguir a nadie, todos somos diferentes y cada uno debe aprender a pensar por sí mismo.

Sin un plan de gobierno, es difícil descubrir la verdad. Todos los dirigentes políticos están demasiado atareados o se pasan la vida gestionand­o. Para profundiza­r en algún tema se requiere del privilegio de saber aprovechar el tiempo y las circunstan­cias, probar callejones sin salida para encontrar las respuestas correctas, dejar espacio para las dudas y el hastío, no permitir que las cosas banales prosperen. No se puede perder el tiempo buscando la verdad absoluta porque nunca darán con ella; y, lo más grave, el poder puede distorsion­ar la verdad, confundir los resultados y llenar de impuestos a los más necesitado­s.

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