Una nueva árbitra, la misma polémica: las elecciones venezolanas en entredicho
Indira Alfonzo tomó el lugar de Tibisay Lucena, en el CNE. Lo único que cambió fue el nombre.
CARACAS, EFE • Parece que pocos recuerdan en Venezuela a Tibisay Lucena, la polémica presidenta durante 14 años del Consejo Nacional Electoral (CNE). El pasado viernes abandonó, casi en secreto, esa entidad que la oposición considera que vició para favorecer al chavismo. Ahora, hay una nueva árbitra (Indira Alfonzo), pero permanece la misma disputa que vuelve a poner en entredicho los próximos comicios.
Quizás, el mejor resumen de las acusaciones opositoras se concentra en un meme que circuló profusamente en 2018, antes de las elecciones en que Nicolás Maduro fue reelegido como presidente: "Ya tenemos los resultados, solo nos faltan las elecciones", rezaba la mordaz imagen en la que Lucena revisaba lo que parecía una papeleta electoral. Buena parte de la comunidad internacional no reconoció el resultado de los comicios.
Ahora, hay un nuevo CNE en cuyo juramento ni siquiera hubo un recuerdo para quien lo dirigió durante 14 años. También unas nuevas elecciones, las legislativas, todavía sin fecha fijada pero que se celebrarán en este año, y vuelven a pesar sobre el árbitro electoral las mismas acusaciones de falta de ecuanimidad. Estas son las claves de ese nuevo consejo:
Presidenta sancionada
Canadá, un país poco polémico en sus relaciones internacionales, sancionó a Alonzo. Las sanciones, según explicó en 2018 su Gobierno, se produjeron "en respuesta a las elecciones presidenciales ilegítimas y antidemocráticas" en las que fue reelegido Maduro.
Con una amplia trayectoria en el mundo judicial, su cercanía al chavismo ha sido quizás más sutil que la de Lucena, pero no ha pasado desapercibida para la oposición y parte de la comunidad internacional.
Nombramiento por el Supremo y no por el Parlamento
La Constitución venezolana recoge que la Asamblea Nacional es la que debe escoger a los miembros del CNE, por lo que el Parlamento, con una notable mayoría opositora, debía ser el responsable de elegir un nuevo comité para el árbitro electoral.
Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cuya elección no reconoce tampoco la oposición, asumió la responsabilidad por la omisión que considera que la AN ha hecho del caso.
El Parlamento está, de facto, dividido, con una minoría compuesta por la bancada oficialista, junto a un pequeño grupo de disidentes de la oposición atrincherados en el Palacio Legislativo. La mayoría de diputados opositores se reúnen bajo el liderazgo de Juan Guaidó fuera del hemiciclo.
Ante esa situación, fue el Supremo quien nombró al nuevo CNE.
El encarado de anunciar el nuevo consejo fue el presidente del TSJ, Maikel Moreno, un hombre considerado cercano al chavismo y que, según EE.UU., coqueteó con la posibilidad de alejarse del oficialismo.
¿Opositores en el CNE?
Una de las mayores sorpresas fue la presencia de varias caras de la oposición en el CNE, entre ellas la del nuevo vicepresidente, Rafael Simón Jiménez, miembro del partido socialdemócrata
Un Nuevo Tiempo (UNT).
Sin embargo, la oposición salió casi en bloque a rechazar el nuevo CNE, con lo que pone en entredicho el papel de Jiménez y cómo ha terminado en el ente electoral, algo a lo que se suma la opacidad con que ha sido elegido por el TSJ y la falta de una explicación nítida por parte de los partidos opositores.
Un país, cinco poderes
La constitución venezolana guarda una peculiar sorpresa, al contrario que casi todas las cartas magnas desde la Revolución Francesa, el país caribeño no tiene tres poderes públicos establecidos. Tiene cinco.
Uno de ellos es precisamente el poder electoral, es decir, el CNE. Por tanto, el nombramiento del nuevo consejo guarda una paradoja adicional, el máximo organismo del poder judicial nombró al poder electoral y puso a su frente a la, hasta entonces, vicepresidenta del TSJ.
Un cúmulo de paradojas que ahora debe analizar la comunidad internacional que puede barajar de nuevo las cartas de cara a las elecciones legislativas.