El Bayern celebra sin público
El conjunto alemán consiguió su octavo título consecutivo al vencer al Werder Bremen.
Berlín (EFE) · El Bayern se coronó ayer campéon de la Bundesliga alemana por octava vez consecutiva al derrotar a domicilio al Werder Bremen (0-1) y hacerse inalcanzable para su perseguidor más cercano, el Borussia Dortmund, que deberá jugar hoy ante el Maguncia y, si gana, la desventaja ante el Bayern sería se siete puntos a falta de dos jornadas para que termine el torneo.
El Bayern jugó este martes los últimos diez minutos en inferioridad numérica por expulsión de Alphonso Davies con doble amarilla.
Partido
El cuadro visitante dio desde el comienzo claras muestras de su intención de sentenciar la Bundesliga. En el minuto 2 tuvo la primera llegada con remate de Lewandowski que un defensa desvió a saque de esquina. Presionaba al Bremen por momentos con todos los jugadores de campo en la mitad contraria y buscaba constantemente el camino al área.
Para el Bremen también había mucho en juego y en medio de la lucha contra el descenso dio muestras de que al menos pensaba vender su piel cara y se metió en el partido a punta de intensidad en los duelos individuales por balón y buscando ocasiones de contragolpes.
El partido vivía en buena parte de la intensidad y la lucha. Kingsley Coman tuvo una llegada, con un remate desviado a la portería del Bremen en el minuto 12 tras un robo de balón cerca del área.
El equipo local procuraba jugar de igual a igual y a lo largo del primer tiempo no se notaba que se trataba de un partido del primero contra el penúltimo.
El gol, sin embargo, llegó de una jugada exquisita en el minuto 43. Boateng metió la pelota al área por encima de la defensa del Bremen, Lewandowski la recibió con el pecho de espaldas a la portería y marcó con un remate de media vuelta.
En la segunda parte, con el marcador a favor, el Bayern empezó a tener más control sobre el partido, se apropió de la pelota y empezó a hacerla circular sin precipitarse por llegar a puerta y logró poner al Bremen en su propia mitad.
Celebración
El Bayern ante las tribunas casi vacías del Weser-Stadion de Bremen donde solo aplaudían personas cercanas al club como el presidente del Consejo Directivo, Karlheinz Rummenigge o su sucesor designado, Oliver Kahn.
La pandemia del coronavirus impuso sus reglas para la recta final de la temporada y ha hecho que este título sea algo distinto a los otros. Ni público en las tribunas, ni baño de cerveza en la cancha. Y tampoco habrá fiesta en la Marienplatz; ni al regreso a Múnich, ni tras la última jornada. “Es un título curioso por todo lo que ha pasado, pero estamos totalmente satisfechos, desde que Hansi Flick asumió el equipo hemos jugado un fútbol atractivo y todos se lo merecen “, dijo Rummenigge al canal Sky.
Tras la última jornada habrá una pequeña fiesta en el estadio después de que se entregue la ensaladera.
“Para mi lo más importante es que hayamos podido ganar el título en campo y jugar la temporada hasta el final. Hubiera sido espantoso que el título se definiera en los despachos”, subrayó el internacional alemán.