La concha genera más trabajo que el Estado en la frontera
Quienes extraen el molusco no logran un salario básico al mes, tampoco tienen seguro médico; el 60% son mujeres.
Cuando llega la caona cargada de la concha, la sonrisa de quienes dependen de esa actividad se dibuja enseguida. En Palmarreal, del cantón San Lorenzo, el 80% de las familias dependen de lo extraído del lodo pantanoso del manglar que los rodea.
Allá tienen tan clara la importancia de conservación de la especie, que en caso haber colocado en el canasto una concha menor a 4,5 milímetros la devuelven al manglar. Lo mismo se aplica en los 14 frentes de extracción registrados en el fronterizo cantón; en caso de que lo olviden están los Guardaparques del Ministerio del Ambiente inspeccionando.
Cada día, un recolector luego de majar lodo por 4 o 5 horas y después negociar con el intermediario, regresa a casa con unos
13,50 dólares lo que mensualmente les representa
324 dólares, menor a un salario básico que está en 400.
Entre los gastos operativos por día del proveedor están: dos dólares para el alquiler de la canoa sin motor, 1,5 para comida y 50 centavos para el mechero que ahuyenta los mosquitos. En ninguno de los casos cuentan con
seguro de salud.
Convenios con Colombia
Gran parte de las utilidades económicas quedan entre las 21 bodegas que dependen de los recolectores de sectores como ‘El Camal’ que agrupa a la menor cantidad de trabajadores (85), en contraste con ‘El Siatre’ con 235 y Barrio Rico con 211.
La extracción de la concha y su comercialización hasta el 2018 estadísticamente generaba 1.878 fuentes de trabajo, ahora se estima que superan los 2.000, es decir más que todo los de relación dependencia directa del Municipio y todas las instituciones del Estado agrupadas en la zona.
En el caso del Batallón San Lorenzo y la Policía donde se agrupa la mayor cantidad de servidores públicos, los asignados no son en su mayoría del fronterizo cantón, sino asignados para tiempos y tareas específicas.
La cercanía con Colombia genera una ‘matrimonio’ especial. Cada día desde el otro lado del río se mueven unas 350.000 conchas que representan el 48% de toda la actividad; el 52% restante 372.019 aproximadamente son ecuatorianas, es decir que juntas mueven más de 17 millones de conchas cada mes. Todo la cadena sustenta al 12% de la población económicamente activa del cantón.
Más hembras
Ancestralmente se han venido explotando dos tipos de especies: “concha negra”, “concha hembra” y “concha prieta”, que es la hembra, científicamente llamada Anadara tuberculosa. Esa es la que más termina como ceviche o encocao en los platos de los comensales, por cuanto representa el 95% de todo lo extraído.
La otra opción es la ‘concha macho” o “mica” que en los laboratorios toma el nombre de Anadara Similis. Ambas se extraen del lodo no contaminado por desechos domiciliarios.
“El sistema de comercialización de los productos del mar, generados en el cantón San Lorenzo, tales como: pescado, crustáceos, concha y otros, no tienen venta directa; en razón de la ausencia de un sistema de organización de los proveedores (recolectores de productos del mar) por lo que deben utilizar intermediarios que facilitan la entrega del producto a consumidores finales y otros intermediarios fuera del Cantón”.
A esa conclusión llegaron los catedráticos e investigadores de la Universidad Técnica de Esmeraldas ‘Luis Vargas Torres’: Manuel Quiñónez Cabeza, Ingrid Nazareno Veliz, Raúl Camacho Marín y Marco Cedeño Coveña, quienes con el estudio de tipo descriptivo, cuyo método para la recolección de la información fue observación y análisis, muestran esa actividad ancestral del cantón San Lorenzo.