Las bandas de pueblo, legado de identidad y cultura
Los sonidos y ritmos de estas agrupaciones populares son parte del registro sonoro de la capital del Ecuador.
En los ‘Registros Participativos del Patrimonio Inmaterial y Sonoro del Distrito Metropolitano’ se incluyen a las bandas populares o bandas de pueblo, que se han caracterizado por alegrar festividades sociales y religiosas y que constituyen un legado que forma parte de la construcción de la memoria de la ciudad.
Estas agrupaciones aparecen a partir de la segunda mitad del siglo XIX, como una emulación de las bandas militares, las cuales se establecen alrededor de distintos procesos políticos administrativos, institucionales educativos, gremiales, entre otros, según consta en el Registro del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) del Municipio capitalino.
Desde entonces, fue la aspiración de muchos cantones, parroquias y localidades contar con su propia banda de pueblo y en la actualidad estas son parte fundamental de los procesos identitarios locales, al estar vinculadas directamente al calendario religioso y festivo.
Origen militar
De acuerdo con los Registros Participativos del Patrimonio
Inmaterial y Sonoro, los antecedentes de las bandas de pueblo se encuentran en las bandas militares europeas.
Se dice que en 1819 la Banda del Batallón Numancia con bandera española recorrió varios lugares de Ecuador (Quito, Cuenca y Loja), en su paso hacia Lima, lo que causó admiración de la población.
Con los procesos independentistas se conformaron alrededor de los ejércitos, batallones y guarniciones, bandas militares con características similares a las europeas.
Luego de 1830 se instituyeron bandas militares que, por lo ge-
neral, contaban con directores extranjeros y fueron parte de actos oficiales, religiosos y populares, entre los que cabe destacar las retretas que eran conciertos al aire libre para el pueblo.
Tradición que continúa
Estas bandas nacen espontáneamente en los diferentes pueblos de la región andina, teniendo como integrantes a gente humilde, agricultores o trabajadores artesanales. Muchos de sus descendientes continúan impulsando y perfeccionando a estas agrupaciones musicales, e incluso en la actualidad también se incluyen a niños y mujeres que tocan la trompeta, el trombón, el saxo alto, instrumentos de percusión como el platillo, el huiro y el bombo.
Se popularizaron en las zonas rurales de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo y Loja, pero ahora se las encuentra en todo el país.