La Alóag se ‘ahoga’ en tierra
La vía se habilitó a las 18:00 de ayer. La limpieza se cumplió sin inconvenientes.
El paso de vehículos se volvió a normalizar la tarde de ayer en la carretera que conecta a la provincia Tsáchila con el cantón Mejía, la cual permaneció cerrada durante 15 horas por un deslizamiento exorbitante de tierra y roca fracturada.
La emergencia se reportó a eso de las 03:00 y de manera inmediata se coordinaron los trabajos de remoción de escombros. Afortunadamente no se registraron vehículos ni personas alcanzadas por el derrumbe.
El sitio afectado se ubica es el kilómetro 68, lugar en el que el fin de semana también se generó un talud de menor proporción. Como medida de evacuación el personal de la Comisión de Tránsito del Ecuador cerró el paso a la altura del KFC y desvió a los automotores por la vía Los Bancos.
Conductores de tráileres prefirieron esperar la habilitación de la E25.
Cerca de 10.000 metros cúbicos de tierra y roca fracturada cayeron sobre la calzada de la E25, red estatal que conecta las regiones de la Costa y Sierra del país. El deslizamiento ocurrió aproximadamente a las 03:00 de ayer y anegó los dos carriles de esta transitada vía.
Un aproximado de 1.000 vehículos, en su mayoría pesados, interrumpieron su viaje por alrededor cinco horas. A eso de las 08:00 la maquinaría habilitó un carril para la evacuación de estos automotores, sin embargo, los que habían esperado en Tandapi y Alluriquín no avanzaron a cruzar y debieron esperar todo el día.
Cristhian Morroy, fiscalizador de la vía Alóag-Santo Domingo por parte de la Prefectura de Pichincha, dijo que este es el primer deslave de gran magnitud
que se presenta en 2019 y que se produce por consecuencias de las lluvias “es una réplica tres veces más grande al derrumbe del sábado. El agua escurre el limo de las piedras y por eso se deslizan con gran facilidad”, explicó.
Intervención
A pesar de las condiciones climáticas en el sitio afectado operaron tres excavadoras, dos cargadoras, 33 volquetas y un tractor. Las tareas no fueron fáciles, sobre todo en los momentos cuando la lluvia incrementaba su intensidad.
Afecciones
Muchas personas sortearon el peligro con la finalidad de llegar a su destino en el menor tiempo posible. Martha Alvarado, quería llegar a su natal Esmeraldas y por eso pagó 5 dólares para que una camioneta la traslade hasta el kilómetro 68 “haciendo trasbordo era la única forma de llegar a mi ciudad. Me sale más caro, pero tampoco me podía quedar estancada en la Sierra”, expresó.
La preocupación invadía a Alexis Nogales, porque el tiempo transcurría y la guía para movilizar la carga estaba a punto de caducar. Él transportaba madera y su viaje se vio interrumpido a causa del evento natural “nadie puede imaginar esto, calculaba estar a las 12 en Quito y fue imposible”, dijo.
Carlos Sánchez, transportaba trigo en un tráiler y fue uno de los tantos conductores que no pudieron pasar el tramo afectado. Al ver el reloj ya se resignada a permanecer un día más en Quito, situación que le representaba pérdidas económicas “Así me den paso ahorita ya no me descarga en la empresa porque llegaría muy tarde. Esperar hasta mañana significa que pierdo un día de trabajo”, manifestó.
Trabajar con lluvia es peligroso. Cuando recibimos la alerta dimos prioridad a evacuar los vehículos, ahora nuestro enfoque es limpiar la calzada”. CRISTHIAN MORROY, FISCALIZADOR DE LA PREFECTURA DE PICHINCHA
Alternativas
La vía Calacalí-La Independencia-Quito fue utilizada por centenares de vehículos pequeños y buses de la transportación interprovincial. Sin embargo, muchos conductores de carros extra pesados optaron por esperar la reapertura de la Alóag-Santo Domingo “por Los Bancos es muy estrecho y eso incrementa el peligro para nosotros”, manifestó Julio Castro, trailero.