CONSPIRACIÓN CORREÍSTA
Hay que analizar al correísmo en sus diferentes facetas, pero en toda su dimensión. Muchos actúan por resentimiento con sus viejos compañeros, a quienes entregaron el poder con un arreglo electoral y que hoy los juzgan con sus propios jueces.
El BID estimó el costo del robo al Estado en $70 mil millones, pero algunos aún bregan por el ‘mal reparto’. Habrá quienes no abandonan el idealismo utópico de conformar una sociedad empobrecida que agradece a la destrucción de los ‘otros ricos’, los que generaban empleo e industria, mientras sus líderes se pasean por el mundo con viáticos pagados por lo poco que genera su república del banano.
Poderosa es la motivación de volver a la época dorada del lleve.
Ya inició la cantaleta de las manos limpias -muchas en la cárcel o el exilio- y los corazones ardientes -que abundan en redes sociales con opiniones tarifadas-.
El Gobierno habla de “mil quinientas” denuncias entregadas a la Fiscalía, hechos con responsabilidad penal que duermen el sueño de los justos, al igual que un famoso y millonario exprefecto manabita y varios intocables que esquivaron los juicios de Sobornos y Odebrecht. Para ellos no hay allanamientos ni prisión.
Que la Fiscal, cuando reclame que “ahí están las cabezas”, recuerde que cerca del 80% de la estructura judicial fue nombrada por el correismo. Y el país, que la audacia de la década robada aún controla el Consejo Nacional Electoral, que será instrumental para asegurar el poder en 2021; especialmente, cuando pretende entregar el sistema informático a empresas afines. En 2017, el tiro les salió por la culata y habrán aprendido de aquellos ‘errores’. Esperamos que el resto del país, el de los patriotas, también.