Fanatismo irreflexivo
El fanatismo, en algunas personas se vuelve adicción intolerante, mismas que, son elegidas, utilizadas, para idolatrar a caudillos, dictadores, politiqueros. Esta mixtura de elementos negativos, prevalecen en la falta de coherencia racional aludiendo a la retrospección más primitiva del ser humano, cuando su medida emocional, nivel moral, los vuelve incapaces de comunicarse. Muchos sujetos dicen: “La dictadura ya es de todos”, convirtiéndose en sacrificados, violentos, agresivos con quien piensa diferente. Así germina el odio, la venganza, factores básicos de su frustración. Cultura inconsciente, que se ha puesto en práctica en diferentes ciclos, compromete a un perfil psicológico razonable, lo pone en riesgo, en total inseguridad, pues, estar cerca de una euforia populista precipitada por un líder falso, lo desencanta, avergüenza, le lleva a la depresión más profunda y, por ende, a la intimidación al otro. Trastorno bipolar agudizando la comunicación, determinando angustia colectiva, diagnosticando de forma irreversible el apagamiento de la democracia con una nube de ceniza ardiente fundiendo todo mandato constructivo. Quien la hace la paga dice un adagio popular, esto anuncia sanciones penales a quienes de una u otra forma falsearon la verdad, cometieron latrocinio, se burlaron de la vida al cometer homicidios, usaron el chantaje, la represión, el narcotráfico, creen tener el patrimonio del autoritarismo, del despotismo con mentalidad sectaria para someter a los ciudadanos, al pueblo, requieren ser educados y logren salir de su escasa capacidad de razonamiento, que les permita pensar, generar ideas y respuestas. “El honor no se gana en un día para que en un día pueda perderse. Quien en una hora puede dejar de ser honrado, es que no lo fue nunca”.