Una presea mundial a la constancia
Marcelo Prado (62 años) logra medalla de plata (máster) en Taipéi, Taiwán.
A la segunda fue la vencida. En el reciente campeonato mundial de taekwondo celebrado en Taipéi (Taiwán), el quiteño Marcelo Prado (62 años) alcanzó la medalla de plata, en la modalidad de poomsae (formas). Compitió en la categoría máster.
Hace dos años, en Perú apenas logró ubicarse en quinto lugar, a escasas centésimas del bronce. Esta vez, los jueces se mostraron sorprendidos con los movimientos del ecuatoriano y lo calificaron como el segundo mejor de la categoría, después de un coreano.
Sobre el tatami, Prado se mos- tró muy optimista, sabía que después de dos días de viaje debía representar a su país con mucha concentración y orgullo. Una mini bandera de Ecuador llevaba impregnada sobre un costado de su ‘dobok’ amarillo.
Desde los 14 años
Marcelo Rubén Prado Verdezoto comenzó a practicar taekwondo a los 14 años a manera de hobby. Desde allí esta disciplina es parte su vida. En su medallero tiene una hilera de títulos, desde nacionales hasta panamericanos.
A lo largo de los años, técnicos coreanos y nacionales sembraron en su mente las artes del combate y la perfección de los movimientos en el taekwondo (Quinto Dan). También practica karate (Cuarto Dan) y Taichí.
Sus actividades profesionales como administrador de empresas siempre las alterna con las artes marciales. Por lo menos ensaya hora y media en el gimnasio Seúl, de su amigo Galo Garzón, en el norte de Quito.
El taekwondo es beneficioso para la salud, el equilibrio y la seguridad personal”. MARCELO PRADO TAEKWONDOCA
Salud y vida
“Para el taekwondo es vida y salud”, dice el deportistas con ascendencia bolivarense.
No tiene problemas con su salud. “A veces una gripe, nada
más”, manifiesta, con gran satisfacción en su rostro, bajo una cabellera poblada de canas.
Por su edad, ya no realiza combates, solo poomsae. Son 10 movimientos preestablecidos de defensa y ataque, con puños y patadas al aire. Se busca la perfección en cada movimiento.
Cuando se lo ve entrenar en el gimnasio causa asombro con sus elongaciones, flexibilidad y fuerza. “Es el producto de años”, les dice el maestro Prado a varios jóvenes que lo miran sentados desde un costado del tatami.