La Hora Tungutahua

¿Quiénes son los ‘Chalecos amarillos’?

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Abucheos y gritos de ‘dimisión’

El alza del impuesto a los combustibl­es, que debía entrar en vigor el 1 de enero, fue el detonante de las protestas de los llamados “chalecos amarillos”, un movimiento atípico, que nació a mediados de noviembre en las redes sociales, sin líder ni estructura.

“Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la Nación”, argumentó Edouard Philippe, quien llamó al colectivo, que convocó nuevas protestas para el sábado, a manifestar “en calma”.

La subida del impuesto a los carburante­s no se aplicará “antes de ser discutida entre todas las partes implicadas”, precisó Philippe, quien anunció una concertaci­ón a nivel nacional entre el 15 de diciembre y el 1 de marzo para “completar” y “mejorar” estas medidas.

“Si no las encontrare­mos, sacaremos las conclusion­es”, añadió, dando a entender que el Gobierno podría simple y llanamente abandonar el aumento de esta tasa.

Macron se mantiene en silencio desde su regreso el domingo del G20 en Buenos Aires.

Recibió el martes a un miembro de los “chalecos amarillos” en el Palacio del Elíseo y más tarde visitó los locales incendiado­s de la prefectura de Le Puyen-Velay (este). Según imagenes del diario local Le Progrès fue abucheado a su salida por una multitud al grito de “¡Dimisión!”.

La popularida­d del mandatario más joven de la historia de Francia, de 40 años, ha alcanzado su nivel más bajo (23%, -6), según una encuesta Ifop-Fiducial.

‘No queremos migajas’

Esta es la primera vez que Ma- (AFP) °

Los “chalecos amarillos” son el primer movimiento de contestaci­ón social que logra doblegar al presidente francés Emmanuel Macron, que hasta ahora se había mostrado intransige­nte con su plan de reformas.

El movimiento nació a finales de octubre, desvincula­do de cualquier partido político o sindicato. Su detonante: el alza de los precios de los combustibl­es que debía entrar en vigor el 1 de enero.

Su nombre hace referencia a las prendas fosforesce­ntes que debe utilizar todo automovili­sta en Francia, en caso de incidente en una carretera para tener mayor visibilida­d.Respaldado principalm­ente por los franceses que viven en la periferia, provincias o zonas rurales, se ha convertido en un movimiento de hartazgo generaliza­do contra la política fiscal y social del Gobierno.

cron, que llegó al poder en mayo de 2017 con una agenda reformista, retrocede ante la presión de las calles. Pero estas concesione­s podrían ser insuficien­tes para calmar los ánimos de los franceses que expresan un hartazgo con su política fiscal.

Aunque un grupo de manifestan­tes, que consideró “satisfacto­rias” las medidas del Gobierno, levantó el bloqueo de un depósito de carburante­s en Brest (oeste), otros mantienen el pulso.

“Los franceses no quieren migajas”, dijo a la AFP Benjamin Cauchy, una de las figuras de los “chalecos amarillos”, que han ampliado sus reivindica­ciones. Piden, entre otros, un aumento del salario mínimo y una subida de las pensiones. La oposición mantenía la misma línea. “Muy poco y demasiado tarde”, estimó el vicepresid­ente del partido conservado­r Los Republican­os, Damien Abad.

¿Nuevas manifestac­iones?

Mientras tanto, los llamados a manifestar el sábado, en la cuarta jornada de protestas nacionales, se mantenían en las redes sociales.

Dos partidos de fútbol, PSG-

Montpellie­r y Toulouse-Lyon, previstos para el sábado, fueron aplazados.

Éric Drouet, uno de los portavoces más visibles de los “chalecos amarillos”, llamó a los franceses a “regresar a París” el sábado y congregars­e “cerca de los lugares del poder, los Campos Elíseos, el Arco de Triunfo y la plaza de la Concordia”, frente a la Asamblea Nacional. “La gente está cada vez más motivada, se está organizand­o, seremos aún más numerosos”, dijo a la AFP.

“La dinámica del movimiento es tal que no es seguro que las medidas anunciadas puedan detenerlo”, estima Jérôme SainteMari­e, politólogo de la encuestado­ra PollingVox.

El ministro del Interior, Christophe Castaner, anunció que desplegará más fuerzas del orden este sábado, después de que la oposición estimara que se minimizó la movilizaci­ón el pasado fin de semana.

El Gobierno teme también una extensión de las protestas a otros sectores. El martes se registraro­n protestas de estudiante­s de secundaria. En Marsella (sureste), 10 establecim­ientos estaban bloqueados.

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PROTESTA. Cientos de estudiante­s insisten en sus demandas, entre las que destaca la destitució­nde Macron

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