Mujeres le dan forma al calzado andino en San Luis
La Asociación Artesanal Sisay se encarga de hacer prevalecer la cultura kichwa a través de sus artesanías.
San Luis es una de las comunidades del pueblo Chibuleo, que está ubicado al sur-oeste de Tungurahua. Frente al estadio de fútbol de esta población que se encuentra en medio de la naturaleza está la casa de Silvia Charco, una mujer kichwa de 37 años dedicada a las artesanías.
Desde este sector es posible observar con tranquilidad el verde de las montañas, la tierra de páramo, los sembríos, las ovejas, las vacas y las llamas en el pasto.
Los domingos, la música andina acompaña los partidos de fútbol, pues un parlante pequeño suena en alto volumen desde la vivienda de Silvia, donde también está el taller de la Asociación Artesanal Sisay, que cuenta con la participación de 20 mujeres de la comunidad San Luis.
Emprendimiento
Hace cinco años, Sisay se formó con dos actividades principales, el bordado a mano y la elaboración de shikras de cabuyo, habilidades transmitidas desde las abuelas y mamás. “Nuestros bordados y shikras no tenían mucha acogida en el mercado, por eso decidimos empezar con el calzado, siempre manteniendo nuestra identidad cultural en todos los modelos y diseños”, indica Silvia.
La amabilidad de esta mujer kichwa-Chibuleo se refleja en la sonrisa y la emoción con la que comparte todos sus conocimientos artesanales, desde los modelos, símbolos y colores que son fundamentales para mantener viva la tradición y sabiduría de su pueblo.
Asegura que el calzado elaborado en Sisay tiene símbolos importantes para la cultura kichwa, sobre todo la chakana o cruz andina, en la cual están presente los cuatro espíritus de la vida: el aire, el agua, la tierra y el fuego. También toma en cuenta las flores y las plantas del páramo, entre otros símbolos antiguos.
TUNGURAHUA•
El calzado artesanal, dependiendo el modelo, oscila entre los 18 y 60 dólares. Diariamente las mujeres de Sisay elaboran de dos a tres docenas de calzado artesanal.
Proceso
El tejido es el material principal para el calzado artesanal y es realizado por otras asociaciones de diferentes comunidades que se dedican específicamente a esta labor. Cuando está listo, entra en un proceso de laminado, después se corta de acuerdo con el modelo que se desee hacer. Luego se efectúa el aparado (el cosido) y la armada del calzado.
Silvia también cuenta que hace el zapato de cabuyo para hombre y mujer, pues son estos algunos de los pedidos de los moradores de su comunidad. Este proceso es más trabajoso, por ello el precio es más alto que el calzado tejido.
Actualmente esta asociación artesanal continúa dedicándose al bordado a mano. “Cuando vamos a una minga, por ejemplo, podemos ir haciendo poco a poco nuestros bordados”. Silvia comenta que su madre le enseñó a bordar, pero que hace muchos años atrás los diseños eran sencillos; sin embargo, ahora todo lo que fabrican estas mujeres en Sisay tiene una variedad extensa de formas y colores.
Presencia
Aunque Silvia no ha viajado a otro país, se siente muy contenta cuando habla de las ferias internacionales que se llevan a cabo en Ecuador, donde tiene la oportunidad de mostrar su producto y encontrarse con varios artesanos de diferentes países.
Constantemente ella viaja a Quito, Guayaquil y Cuenca, entre otros lugares, ytiene bastante acogida en los centros turísticos. En su mayoría los clientes son extranjeros, pues cada tres meses envía su producto hacia países como Australia, Francia y Estados Unidos.
“La gente extranjera viene y me visita aquí en mi casa, llega a comprar mi producto. Me siento muy feliz porque el trabajo que hacemos con las mujeres de la asociación es reconocido en diferentes partes del mundo”, afirma.