Un drama que no deja indiferente a nadie
El 14 de diciembre cumplió 25 años de su estreno. Cambió la perspectiva sobre el sida.
Con ‘Philadelphia’, Tom Hanks demostró que era un actor muy serio y que no estaba encasillado en la comedia. Es más, su inmensa interpretación como Andrew Beckett, un abogado enfermo de sida, le valió su primer Óscar a Mejor actor, reconocimiento otorgado en 1994 y que repitió al año siguiente con ‘Forrest Gump’.
Una época en la que Hanks se volvió una verdadera estrella a la que le llovían ofertas para trabajar con los mejores directores del momento.
Y para lograr ese éxito, el actor contó con un realizador como Jonathan Demme, quien se consagró con ‘El silencio de los inocentes’ (1991), un filme imprescindible del cine.
Completa este tridente el genial Denzel Washington, quien dio vida al abogado defensor de Beckett, Joe Miller, quien en un inicio se muestra reacio debido a su homofobia, la que va desapareciendo con el desarrollo de la historia.
Esta producción compitió en cinco nominaciones y se hizo con dos trofeos, uno a Mejor actor y otro a Mejor canción original, que fue a parar a las manos del cantautor estadounidense Bruce Springsteen por ‘Streets of Philadelphia’.
Cambio de mentalidad
Pero además de ser una gran historia, ‘Philadelphia’ se destacó por cambiar la mentalidad de muchos espectadores sobre el tema del sida, una enfermedad asociada ‘al diablo’, como decían algunos religiosos recalcitrantes de ese tiempo. Es que este padecimiento estaba asociado a la homosexualidad y la promiscuidad.
Pero una fuerte historia, que es bien contada, no deja indiferente a nadie, sobre todo cuando se trata de un drama conmovedor que denuncia discriminación e ignorancia sobre lo que es esta enfermedad catastrófica, la que acabó con la vida de algunas estrellas del espectáculo, como Rock Hudson,
Anthony Perkins, Brad Davis, Freddie Mercury o Héctor Lavoe, como para citar algunos ejemplos.
Este drama dirigido por Demme nos plantea algunas cuestiones que en su momento incomodaron a toda la sociedad, como los terribles prejuicios contra la homosexualidad. Se pulverizan ciertos tópicos, ya que el protagonista no es amanerado ni promiscuo y cuenta con una pareja estable (interpretado por Antonio Banderas).
También nos plantea un problema de conciencia, presentado en inquietudes como estas: ¿Cómo afrontaríamos esa cuestión? ¿Cómo actuaríamos si nos viéramos en un caso igual? ¿Seríamos tan despiadados como los abogados de la película?
Hay que dejar también en claro que Demme aborda este tema de una manera muy moralista, algo que muchos agradecemos, pues en estos tiempos la homosexualidad se muestra de manera muy explícita. Incluso el papa Francisco escribió en un tuit que “está de moda”.
La película
Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído el sida. Decide entonces demandar a la firma por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso.
La película está inspirada en la historia de Geoffrey Bowers, un abogado que en 1987 demandó a la firma Baker & McKenzie por despido injustificado en uno de los primeros casos de discriminación por la enfermedad del sida.
¿Sabes cómo se les llama a un millar de abogados encadenados en el fondo del océano? Un buen comienzo”. ANDREW BECKETT (TOM HANKS) ‘PHILADELPHIA’