Vientos electorales…
El tiempo transcurre inexorable, casi sin sentirlo, nos acercamos a un nuevo proceso electoral. Lenin Moreno que comenzaba a disfrutar el calor hogareño de la casa presidencial tiene que pensar en preparar maletas. El tiempo transcurre ineluctable. Aquello permite el desatarse de nuevas ambiciones políticas. Se habla generalmente sobre planes o programas que pretenden responder a la realidad política que vive el país. Sin embargo, no habrá inconveniente en desempolvar viejos archivos y darles un toque de actualidad. En eso tienen una habilidad indiscutida los mangoneadores de la cosa pública. Los partidos políticos, mejor los grupúsculos, se multiplican en forma variada. Será un desborde de ambiciones y pretensiones personales. Aquellos que creen nacieron para gobernar y dirigir los destinos del país se harán nuevamente presentes. La situación se tornará bastante caótica... El pueblo ahora más que nunca debe reflexionar, es decir, poner en juego su experiencia y conocimientos. No se permiten equivocaciones. No puede ser víctima de conocidas triquiñuelas de los grandes muñidores de maltrechas y gastadas ideas políticas. El ciudadano tiene una responsabilidad que no puede echarla por la borda. Vivimos tiempos duros que debemos resolverlos, con eficiencia y responsabilidad, sin temores ni favores. No importa que el tintineo metálico se escuche por todas partes. Una candidatura política no debe estar garantizada por una ventruda chequera. Necesitamos un cambio radical. No podemos seguir viviendo la comedia, mejor el sainete, de tan magros resultados, que ha dejado a la comunidad sumida en condiciones lamentables. El cambio que se anuncia debemos vivirlo en forma real y práctica. No permanezcamos junto al muro de las lamentaciones. Es la hora de ser o no ser. Esa es la cuestión, como se dice, en la duda hamletiana.