Poblamiento y mestizaje
Producto de la conquista y colonia española en América fue un mestizaje que generó otro. No es una adivinanza la que planteo, si no que no hay pueblo más mestizo en Europa que el ibérico, pues la Península fue un crisol en que las grandes migraciones de la humanidad dejaron sus huellas. De ahí las múltiples lenguas que se hablan en muchas de sus varias provincias. El idioma oficial, es el castellano; los cooficiales: catalán, valenciano, balear, gallego, euskera y aranés. No oficiales, aragonés, asturleonés y otros. Además, variantes, modalidades y enclave. Lenguas no orales asignadas, 2 lenguas alóctonas (RAE: que no son originarias del lugar en que se encuentran) y lenguas Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna, más las leguas derivadas de lenguas habladas en España.
Sin embargo, el mestizaje biológico impreso en las colonias ultramarinas constituye el rasgo más original y característico de la población del imperio español, pues produjo una sociedad organizada, segregada y estratificada conforme al color de la piel.
Con el decurso del tiempo, los mestizos hallaron un lugar definido dentro del orden social y una jerarquía precisa de graduaciones de color que soslayó a la fundamentada en el criterio económico.
El encuentro sexual entre los dos mundos se produjo en el momento en que Colón tocó tierra americana el 12 de octubre de 1492. Cuando fue arrollado por una marinería en prolongada abstinencia, que a la primera indígena desnuda que avistó en la playa, se abalanzó sobre ella en el más absoluto desorden. Como el correo de brujas también funcionaba entonces, la fama adquirida por la rijosidad latina se esparció rápidamente por el Caribe, al punto que los indígenas antillanos ocultaban a sus mujeres hasta de su lasciva mirada. Por cierto, con resultados magros, porque muy pronto quedaron muy satisfechas con su suerte. Sin embargo, estos ardorosos impulsos llegaron a costar las vidas de quienes quedaron en tierra cuando Colón volvió a España.
“Según el discreto testimonio del doctor Chanca, que fue como médico de la Armada, los indios le dijeron que los cristianos, uno tenía tres mujeres, otro cuatro, donde creemos que el mal que les vino fue de celos” (Georges Baudot).
La belleza de las indígenas americanas en su estado natural, carente de malicia, tuvo muchos cronistas admiradores en el siglo XVI (sin embargo, es posible que las privaciones de seis meses a un año de travesía pudieron sobredimensionarlas a sus ojos). Entre ellos, el célebre Cieza de León. Uno de los más entusiastas admiradores de las mujeres de la zona norte del imperio incaico, lo que hoy es nuestro país, a las que describe como las “más que lascivas y gustaban particularmente de los españoles”.
Esto evidencia que las relaciones entrambos, no siempre se daban bajo el signo de la imposición, si no practicadas de buen grado. Las mujeres nativas frecuentemente fueron motivo de obsequio de los caciques a los españoles, pues consideraban un honor que ellas pariesen un producto de estos.
En 1514, una real cédula estableció definitivamente la libertad de casarse con indígenas; en 1516 el cardenal Cisneros, regente de Castilla, recomendaba favorecer estos matrimonios con cacicas o hijas de caciques, sin embargo, no fue práctica generalizada.
En cierto modo se vio estimulada cuando en 1539 se fijó un plazo de tres años para que aquellos que habían recibido una encomienda, se casaran so pena de perder sus beneficios.
Con esta amenaza, muchos se vieron forzados a regularizar su estado civil, preferentemente con las recién llegadas de España, pues la idea de casarse con india estaba muy lejos de ser popular.
Por otra parte, quienes se mantenían en el concubinato, tan pronto les era posible se casaban con las españolas y abandonaban a sus “barraganas” e hijos. Los personajes de alto rango, cuando se veían avocados al problema, las entregaban en matrimonio a sus soldados de confianza. Uno de los más célebres mestizos abandonados por su padre, cuando este deci-
LOS NATIVOS AMERICANOS SE DIERON MAÑA PARA TRANSGREDIR LAS DISPOSICIONES DE LAS AUTORIDADES ESPAÑOLES QUE PROHIBÍAN MATRIMONIOS DE MESTIZOS O BLANCOS CON NEGROS O
INDÍGENAS.