EL LISTEROL DE AYALA Y SU INVENTOR
Antes de finalizar el siglo XIX un oficial naval estudioso y autodidacta inventó un antiséptico que salvó muchas vidas durante las guerras de la época. Era aquel el capitán de fragata Arcadio Ayala y Campusano, quien nació el 9 de febrero de 1848 en la célebre casa de la hacienda La Elvira, propiedad del general Juan José Flores, en las goteras de Babahoyo. Fueron sus padres el señor Carlos de Ayala y Ortiz, y doña Carmen de Herrera Campusano y Baradaco. Sobre este relato traté en el libro de mi autoría Forjadores navales del Ecuador, allá por 1986, después de algunas investigaciones que paso a rememorar.
El año de 1862 falleció su padre, quedando de jefe de familia su hermano mayor, don Carlos Mateo. Impulsado por su espíritu inquieto propio de su juventud, resolvió alejarse de su hogar embarcándose en un buque a vapor, llevando como único equipaje una muda de ropa, sus libros de mecánica y un diccionario de la lengua española, ya que desde muy temprana edad demostró una gran inclinación al estudio, y sobre todo curiosidad por las maquinarias.
Por casualidad del destino se embarcó en ese buque el presidente de la República, Dr. Gabriel García Moreno, y a la altura de Samborondón se produjo la rotura de un tubo de la máquina a vapor, causando una explosión que provocó un principio de incendio, motivo por el cual cundió el descontrol entre pasajeros y lo que es más, entre la tripulación, que no atinaba a sofocar las llamas. El joven Arcadio Ayala tomó el mando de la desorganizada dotación encargada de combatir el incendio y exponiéndose al peligro dio órdenes a los marinos con singular serenidad, llegando al extremo de exponer su vida, hasta que se logró dominar el fuego.
La navegación continuó. García Moreno, que había observado sorprendido la actitud de este joven de escasa edad, preguntó de quién se trataba y al enterarse de que era un hijo de don Carlos de Ayala lo mandó a llamar y conversó con él, felicitándolo por su acción meritoria. Entre otras cosas le habría dicho: “Yo fui muy amigo de su padre, lo tendré muy en cuenta, porque yo soy amigo de los valientes”.
Dos años después, en 1872, el Gobierno del Dr. García Moreno importó dos dragas de Escocia, con el fin de dragar el río Guayas y facilitar de esta manera la navegación de toda clase de embarcaciones. El presidente mandó una comunicación al joven Ayala, designándolo para que ayudara a armar estas dragas. Animado por la confianza que se había depositado en él, Arcadio Ayala empezó a realizar la parte de su trabajo. Una vez armadas y bautizadas las dragas, una de las cuales se llamó La Emprendedora y la otra Indefatigable, se dragó la boca del río Yaguachi y la desembocadura del río Guayas, lo que permitió a los buques de gran calado arribar sin dificultades al puerto de Guayaquil. Seguidamente se hicieron trabajos de dragados en otros ríos, hasta que las dragas se perdieron en el río Guayas, frente a la ciudad; la última de ellas, la Indefatigable, se hundió durante un torrencial aguacero el 27 de marzo de 1888.
Don Arcadio Ayala participó en el combate de Guayaquil de 1883, al lado de los restauradores contra las tropas del general Veintimilla. No vaciló en exponer su vida y en compañía de otros bravos guayaquileños, entre los que se encontraba don Juan José Avellán, se apoderó del vapor Bolívar, el cual estaba fondeado en el río Guayas, frente a Guayaquil, y apresó de inmediato al aguerrido coronel Martínez y a 25 artilleros que custodiaban dicho vapor por orden de Veintimilla, quienes trataban de impedir el paso de los restauradores.
Acto seguido al apresamiento del vapor Bolívar, zarpó en este a Babahoyo, en donde capturaron otros buques que permanecían anclados allí, engrosando así una flotilla que fue denominada “flotilla restauradora”, la que finalmente estuvo integrada por las siguientes unidades: Bolívar, Quito, Huáscar y Victoria. El 3
EL LISTEROL DE AYALA SALVÓ VIDAS DURANTE LA GUERRA RUSO JAPONESA, Y AL INVENTOR LE OTORGARON EN FRANCIA UN DIPLOMA Y MEDALLA DE PLATA, RECIBIENDO TAMBIÉN OTROS GALARDONES.