EL AGUARDIENTE GUAYAQUILEÑO FABRICACIÓN Y USO DESDE LA COLONIA HASTA INICIOS DEL SIGLO XX
A SU LLEGADA, JUAN MARTÍN DE GOYONETE QUEDÓ SORPRENDIDO AL VER QUE NO EXISTÍA UN ESTANCO DE AGUARDIENTES PESE A LA ABUNDANTE MATERIA PRIMA.
Es noticia consignada en antiguas actas, que en 1757, a la llegada de Juan Martín de Goyonete a nuestras tierras, este quedó sorprendido al ver que en ella no existía un estanco de aguardientes pese a la abundancia de materia prima.
La elegante respuesta del procurador general estuvo dirigida a explicar que la abundancia de uvas que ostentaba la región había inclinado a los hacendados a la fabricación de vino, sin que este tuviera competencia debido a las pruebas existentes del daño que el aguardiente causaba en el organismo. Esta contestación, elevada y justa por parte del Cabildo, no complacería al procurador, quien veía en este recurso inexplotado, una forma de llenar más las arcas reales, razón por la cual hablaría con el gobernador de Guayaquil para que auspicie e impulse la producción de aguardiente en la ciudad.
ESTANCO DE AGUARDIENTES
No hemos encontrado un documento que feche el momento, pero creemos que el estanco de aguardientes debió quedar establecido en Guayaquil antes de 1760, adquiriendo gran importancia en el aspecto financiero, al punto que para 1780, el alcalde Luis de Tola realizó un informe sobre las ganancias generadas por el Real Ramo de Aguardientes, que dará origen a una ampliación de la fábrica que provocaría intensos reclamos por parte del vecindario.
Más de doce años el vecindario realizó reclamos infructuosamente.
Los fuertes olores y el inminente peligro de vivir cerca de un lugar tan volátil e inflamable mantenía en vilo a la población, hasta que en 1793 el gobernador Aguirre Irisarri dispuso que se trasladase desde la calle de la Orilla y calle del Tigre (actuales Malecón y Víctor Manuel Rendón), hacia el solar de la familia Nugent, en la orilla norte del estero de Carrión (por la calle Mejía, en el corazón de la Bahía).
Con el traslado, la fábrica de aguardientes dejó de dar mala vecindad, aunque quedó de vecina de la casa de la familia de don Vicente Rocafuerte, que se hallaba frente a La Tahona (fábrica de harina de doña Josefa Bejarano, que estaba ubicada en donde hoy se halla el antiguo hotel Humboldt), pero ellos jamás se quejaron.
GRAN DETERIORO
Para 1800 el negocio de los aguardientes había progresado enormemente; Diego Monroy, contador general de la fábrica, que había estado dieciocho años frente a esta responsabilidad, dejaba su puesto en manos de don Juan Barnó de Ferrusola para hacerse cargo de la Administración de Estancos.
Desgraciadamente los dineros asignados para su mantenimiento no fueron los que se requerían para poder evitar su deterioro, por lo que veinte años después (para la época de nuestra emancipación de la Corona española), el edificio tenía ya serios problemas, quizás provocados por la necesidad del Cabildo colonial guayaquileño de alojar en él a parte del batallón Granaderos de Reserva, que había llegado desde el Perú para evitar que Cochrane y San Martín se tomen la ciudad y la liberen.
Diez años después de nuestra emancipación habían proliferado las fábricas de aguardiente en Guayaquil y como estas ya eran consideradas un peligro dentro de la urbe, se asignó al concejal José Rodríguez Cuello para que analizara si debían o no ser trasladadas fuera de la ciudad.
UN PRÓSPERO NEGOCIO
No sabemos cuál sería el resultado de las acciones de Rodríguez pero lo que sí sabemos es que para 1835 el negocio de fabricar aguardiente había tomado tales bríos que el mismo gobierno decretaría un permiso de libre destilación, con lo que lo haría más grande y próspero aún.
Iniciándose el siglo XX, una gran fabrica de destilación de alcohol, en la que también se fabricaba mazorca de anís puro, fue fundada por el doctor Alfredo Maury, conocido profesional que había estado vinculado con la canalización de la ciudad. La fábrica, instalada a tres cuadras de la fábrica de gas (cerca de donde hoy se levanta el edificio de la Caja del Seguro), tendría mucho éxito y por ende muy larga vida. Para 1918 la industria se hallaba en pleno apogeo y Maury tenía algunos competidores, destacándose entre ellos la fábrica del Puro Colombia, perteneciente a Luis Vásconez Bueno.
La producción de puro y aguardiente llegó a calcularse para ese entonces en once millones de litros. Nuevos empresarios interesados en el negocio harían su aparición a mediados de la década del veinte; empresarios que, como los hermanos Martínez de Espronceda, llegarían a hacer famoso su producto, combinando a futuro su producción con la de aguas gaseosas, que adquirieron gran fama, como La Frutal.
2. Publicidad que aparecio en el alamanaque ilustrado 1907.
1. La SIN RIVAL destiladora de aguardiente toneles de fermentacion 1907.
3. Plano de 1896 (Antes del Incendio).