DE SU PLUMA
De ella se conserva el siguiente poema titulado Súplica, dedicado a mi hijo // ¡Señor! No puedo más, estoy cansada / el camino escarpado está lleno de espinas, la arcilla débil de la que fui formada / desfallece y espera tu palabra divina. // Espera que le digas “Ven mujer acongojada, / cese ya de sufrir, tu afán prolijo; / descansa ya, en la tumba tan deseada. / No llores más y júntate con tu hijo. // Pero, Señor, permíteme que llore, / que implore su perdón antes que el mío; / quiero llegar con él, donde tú moras, / o déjame en el mundo todavía. // Y seguiré la senda cargada con mis años, / llevando como báculo mi inquebrantable fe, / recogiendo primicias de amargos desengaños / todos los tormentos por el que tanto amé. //