Tolerantes, a medias
LOS EPISODIOS DE RECHAZO SON CONTINUOS. TALVEZ EL MÁS LLAMATIVO ES EL DE LA RECIENTE MASACRE DE ORLANDO. PERO OCURREN A DIARIO Y EN CADA ESQUINA. ¿CÓMO SOMOS LOS ECUATORIANOS?
¿ES USTED homofóbico? No, de ninguna manera. Los gais son personas a las que hay que respetar. ¿Y si su hijo le confiesa que es homosexual? Silencio, tartamudeo. No hay una respuesta definida. Así reacciona gran parte de la gente, ante el cuestionamiento.
Si seguimos preguntando a la comunidad sobre la homofobia, ni siquiera tienen claro su concepto. Unos piensan que solo es agresión física. Otros, acoso a los LGBTI. Igual de compleja es su definición, pues la homofobia en teoría sería el miedo al hombre, pero mundialmente se usa ese término para referirse al odio y rechazo a las personas homosexuales, explica el psicólogo clínico Samuel Merlano.
En Ecuador, a pesar de que la población LGBTI ha ido ganando espacio, sobre todo a raíz de que constitucionalmente les fueron reconocidos sus derechos (2008) y empezaron a visibilizarse socialmente con las marchas del orgullo gay, la sociedad todavía no es 100 % tolerante ante esta realidad, pues los miembros de esta comunidad sienten discriminación y han sufrido violencia en sitios públicos, según estudios del INEC.
“El ecuatoriano sigue manteniendo una actitud homofóbica, no en todos los sentidos, pero sí de alguna manera cuando se hacen bromas y bullying a personas con comportamiento femenino o que hayan manifestado abiertamente su homosexualidad. Se podría decir que aún existe intolerancia hacia estas personas”, indica Merlano.
Con él coincide el sociólogo César Garcés Miranda, quien manifiesta que la cultura homofóbica está enraizada en nuestra forma de ser, de manera personal e independiente. “El homosexual es objeto de burla, muchas veces inconscientemente, pero esta actitud se va interiorizando y luego se convierte en una acción concreta”, explica.
Según los expertos, el trato que le da el entorno al tema incide en las personas que están definiendo su personalidad o que no tienen una opinión concreta al respecto, las cuales terminan sumándose a la conducta colectiva.
Luis Garcés, vicepresidente del Observatorio Ecuatoriano de Derechos Humanos, considera que el ecuatoriano no es homofóbico, pero la sociedad es muy conservadora y machista. “El ecuatoriano es abierto, educado, receptivo cuando le llevas información amablemente y eres empático con él. Está presto a escucharte, entenderte y conocerte. Si no acepta lo que le planteas, por lo menos respeta la dignidad de las personas LGBTI”.