Una familia democrática
Marta Miño y el mundo político se conocen desde hace tiempo. Durante ocho años fue presidenta del Patronato Municipal San José, cuando su esposo, el candidato Paco Moncayo (Acuerdo Nacional por el Cambio), ejercía su cargo como alcalde de Quito. Están casados desde 1968 y cuenta que de parte de ella fue amor a primera vista. Aún recuerda los días de su esposo en las Fuerzas Armadas, especialmente en la guerra del Cenepa “durante el conflicto con Perú, fueron unos meses muy difíciles, desde diciembre hasta mayo no estuvo en casa”, contó vía telefónica. Hoy enfrentan otro reto, llegar a Carondelet. Aunque menciona que no considera necesario restituir el título de primera dama para servir al país. Además, ese calificativo tampoco es de su preferencia. “Damas somos todas. A mí me gustaría que me llamen la esposa del presidente”, opina. Desea continuar su trabajo social con niños de la calle, personas con problemas de adicción, jóvenes embarazadas y ancianos. La experiencia de años le ha mostrado que en la política “no siempre todo es lindo, muchas veces uno debe ponerse una coraza para que las cosas no le afecten”, revela. El apoyo de sus hijos ha sido fundamental, y recuerda anécdotas: “Hemos sido una familia bien democrática, por ejemplo para irnos de paseo se sometía a votación”, relata. Aunque parecería una forma poco habitual de tomar decisiones, en la casa del general Moncayo resulta, y hoy en el país se hará igual.