Pegada con babas
en caída libre desde que el diario brasileño O Globo filtró un presunto diálogo entre José Concepción Santos, de Odebrecht, y Carlos Pólit, entonces contralor de la nación. Un diálogo en el que se involucra gravemente a Glas. Las declaraciones del presidente Moreno provocaron una carta pública del vicepresidente con duros términos y un evidente desafío. Horas después, la mañana del jueves la Fiscalía notificó de la apertura de una indagación previa basada en informes de responsabilidad penal, que involucra a Glas y otros 20 exfuncionarios. Temprano en la tarde del mismo 3 de agosto se expidió el Decreto Ejecutivo número 100, mediante el cual el presidente Moreno retiró todas las funciones asignadas al vicepresidente. Quito se volvió entonces un laboratorio de rumores hasta que Glas declaró que seguirá siendo el segundo mandatario, aun sin funciones (y sin derecho a usar el avión presidencial). Cómo le dolió esta disposición, al punto de responsabilizar de su seguridad al jefe de Estado.
Fue un cambio de estrategia. Intentar defenderse, atacando. Censuró duramente el pacto con Abdalá Bucaram y el Partido Social Cristiano, señaló como supuesta evidencia el levantamiento de la orden de prisión contra el cuñado del alcalde Jaime Nebot y desmintió la crisis económica heredada en el gobierno de Lenín Moreno!!! Desde Bélgica, los dedos no le son insuficientes al expresidente Correa para seguir pontificando y echar sal a la llaga de la división de Alianza PAIS.
El movimiento político que vio la luz un 3 de abril de 2006 con el propósito de ser “el semillero de la nueva Patria”, tiene diagnóstico reservado. Su estado es grave y resulta difícil adivinar su futuro. Muchas de las figuras que convenientemente se dejaron como anclas en el nuevo gobierno, acaso para intentar la continuidad, han sido debilitadas y otras se han cambiado de bando. ¿Acaso se creía que Lenín era Rafael? ¿Que el exmandatario podía seguir siendo como un rey?
Ahora falta el desenlace y este final no se basa necesariamente en la salida del vicepresidente Glas, sino en la instauración de una nueva mayoría en la Asamblea. Con los votos necesarios el gobierno de Lenín Moreno podrá avanzar en su propio proyecto, que no es (ni de lejos) el mantenimiento del socialismo del siglo XXI, donde ha quedado al descubierto una enorme corrupción por parte de figuras que corearon hasta el cansancio “Avanzamos patria”, el eslogan de Alianza PAIS, cuya unidad estaba pegada con babas.