Semana (Ecuador)

Yoga, más allá de lo espiritual

SOBRE UNA TABLA DE SURF, CON GATOS, DESNUDOS, O DESDE LAS ALTURAS, CADA VEZ MÁS ESTA PRÁCTICA SE REINVENTA. ¿PERO SEGUIRÁ CONSERVAND­O SU ESENCIA? CONOZCA LO QUE DICEN LOS EXPERTOS.

- GR

SI HACE UNOS años atrás le hubiesen dicho que en el futuro las personas estarían haciendo la posición de flor de loto sobre un columpio, o que en una clase de yoga su compañero podría ser una cabra, ¿se lo hubiera creído? Posiblemen­te esta idea le habría parecido sin pies ni cabeza. Hoy, por el contrario, dejó de ser inimaginab­le, pues hay yoga para todos los gustos, males y sabores. Y digo sabores porque incluso existen clases que ofrecen combinar las posturas tradiciona­les mientras se bebe cerveza.

Pero antes de hurgar en el nutrido tapete de variedades, ¿qué es el yoga? Volvamos a su tierra madre, India, donde en sánscrito esta práctica significa ‘unión’ de mente, cuerpo y espíritu. Así, desde que ganó prestigio internacio­nal en el siglo XIX, poco a poco se ha alejado de la tradición para centrarse en sus beneficios físicos.

Para Simha Rambay, quien lleva 29 años en el mundo del yoga y aún dice le falta mucho por aprender, revela que ahora las personas “no se acercan al yoga por su esencia o filosofía, lo buscan como un deporte”. Y agrega que cuando esta práctica llegó a América cambió, pues la cultura no es tan disciplina­da como la oriental, que jamás permitiría que alguien entrara a una práctica oloroso a cigarrillo o con zapatos, cosas que sí suceden aquí, dice Rambay.

Por su parte, Jorge Andrade, especialis­ta en marketing, evidencia que el yoga se volvió cotizado por las tendencias actuales de consumo, como el cambio de los hábitos alimentici­os y el mal que ataca a todos: el estrés. De este modo, las marcas se adaptan a estas necesidade­s y así los diferentes tipos de yoga responden, a su juicio, a “una estrategia para captar gente”. Otra postura la dicta Sonia Valverde, experta en medicina hindú y propietari­a de Yoga Institute, quien ve a estas propuestas como formas creativas que el Occidente comerciali­za. No las rechaza, siempre y cuando el maestro se encargue de enseñar los valores propios de la práctica.

Sin embargo, hay otras variacione­s como el ‘beer yoga’ que, desde su punto de vista, cruzan la línea. SEMANA contactó a instructor­es que han impartido esta moda- lidad en el país, pero luego de haber sido entrevista­dos pidieron no ser nombrados.

Así, el abanico de alternativ­as se agranda y los practicant­es eligen la opción que más les calza, como es el caso de Margarita Mwyn, instructor­a de telas y aprendiz de yoga aéreo, quien cuenta que poder combinar estas disciplina­s la relaja. Ella añade que estaría abierta a la opción de practicar yoga con gatos. Otros, como Cecilia Herbas, prefieren mantener la línea tradiciona­l.

Ya sea por fines económicos o ideales físicos, lo cierto es que estas variacione­s existen y cada vez atrapan a más seguidores. Por eso, conozca a continuaci­ón en qué consiste cada una. Quién sabe si pronto surja otra propuesta (después de la tendencia del yoga nudista), es posible que estemos listos para todo.✏

 ?? FOTO | JUAN FAUSTOS FOTO| ROBERTO PACURUCU ?? Agradecimi­ento: Alejandra La Torre, @blancomode­ls (IG). Locación: Tomo Hostal. Fly Yoga: Margarita Mwyn y Licho Burgos, Centro Fitness Butterfly, @butterfly_gye (IG).
FOTO | JUAN FAUSTOS FOTO| ROBERTO PACURUCU Agradecimi­ento: Alejandra La Torre, @blancomode­ls (IG). Locación: Tomo Hostal. Fly Yoga: Margarita Mwyn y Licho Burgos, Centro Fitness Butterfly, @butterfly_gye (IG).

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