Una cultura estigmatizada y hasta discriminada
Siendo el cerro Santa Ana uno de los principales atractivos turísticos de Guayaquil, a escasos metros de Priscilla, Carlos y Marcos, pasó Carmen Andrade con su familia. Al percatarse del tipo de música y al ver al conglomerado, apartó a sus hijos de inmediato: “Esa gente es dañada. Seguramente están tomados o drogados, dan hasta miedo”, dijo justificando su rechazo.
“Somos víctimas de un estigma”, considera Henry del Valle, rockero hasta en su apariencia, baterista de Cabaré, una de las cerca de 200 bandas de rock que se calcula hay en la ciudad. “Yo fui discriminado, me sacaron de la empresa en la que era elogiado por mi trabajo, porque me hice tatuajes, me negué a cortarme el pelo y a sacarme los aretes. Fue un golpe duro”.
Para el sociólogo Andrés Martínez, esto responde a una necesidad que persiste en las sociedades tercermundistas de crear prejuicios. “Son tergiversaciones o exageraciones de la realidad. Al rockero se lo tiene como un ser violento, un consumidor de drogas y un holgazán. Son estereotipos que se generalizan y aún no se superan”.
“Puedo jurar, aunque no debería -prosigue Henry-, que yo no consumo drogas, que soy bueno y muy responsable, pero la gente al verme cree que tengo pacto con el diablo, o que soy un desadaptado. Hay tanta ignorancia… No saben que atrás de un rockero, de un músico, hay una historia de tenacidad y esfuerzo porque por ejemplo para poder comprarse un instrumento hay que trabajar”.
Paola Eslao da fe de aquello. Aunque su look es más tradicional, desde los 14 años escucha hardcore y heavy metal. Es música, fue la guitarrista invitada de la banda Metalquil. “Tengo 29 años, vivo con mis padres y no tengo vicios. En el día trabajo como representante de marca de una conocida firma de pinturas del país, porque tengo un título universitario de Ingeniería en Marketing. Y en mis ratos libres, además de hacer música, rescato animales callejeros, perros y gatos maltratados por la sociedad. ¿Soy mala?”, pregunta intentando invitar a una reflexión a la sociedad.