Pasión por la educación, feminismo y arte
LA INVESTIGADORA UNIVERSITARIA HONRA LA MEMORIA DE SU TÍA BISABUELA MATILDE HIDALGO, SIENDO LAEQUIDAD. FEMINISTA HASTA LA EQUIDAD. ESCRIBE UN LIBRO CON DICHA TEMÁTICA.
Ella es sencilla, al natural, habla sin deseos de convencerte de nada. Expresa el amor que siente por su trabajo de investigación universitaria y a mucha honra es sobrina nieta de Matilde Hidalgo de Procel. No es una parienta lejana. Su abuelo materno fue ahijado del matrimonio ProcelHidalgo y él se crio y educó gracias a sus padrinos. Por ello la madre de Jodie la conoció, la tuvo cerca y fue su huésped por algunas ocasiones en su casa de Urdesa.
Con sus 26 años es investigadora científica y colabora en el Instituto de Formación, Capacitación y Prestación de Servicios e Investigaciones (Infocsi), de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG), institución donde se graduó en 2015. Tiempo después se ganó un puesto en la Feria Nacional a la Investigación Científica y pudo ubicarse en el Top 20 nacional de los mejores proyectos de innovación industrial.
¿Cómo logró esa ubicación?
Desarrollé un proyecto de investigación con el que concursé en los Premios Galardones Nacionales 2016 de la Senescyt. Ese mismo año, a partir de la finalización de mi posgrado en Educación con mención en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, me involucré en los temas que me apasionan: innovación, educación superior, feminismo y arte. El año pasado, con un emprendimiento industrial-tecnológico, fui parte del programa Premio Nacional Mujer Innovadora 2017, en el que llegué a la instancia de Top 5 de la región Costa.
¿La industria tecnológica es un sector en el que existe gran brecha de género, o es una percepción?
En dicho programa tuve la oportunidad de conocer a un grupo de mujeres inspiradoras y luchadoras y por coincidencia tuve la oportunidad de empaparme en temas como la brecha de género particular que existe en cada sector y la falta de confianza en la mujer en áreas normalmente consideradas como ‘masculinas’.
¿A qué se debe esa brecha?
Es producto de una influencia social. Es un estigma. Una barrera que debemos romper.
Tengo mi propia relación con Dios, sé que todo lo que me pasa viene de Él”.
¿Qué cambios consideras que deben darse?
Cambiar desde lo social, desde la educación. Tengo fe en la educación que viene desde el hogar e instituciones educativas, así como de organizaciones que nacen de la sociedad que desarrollan intercambios de experiencias y conocimientos. Entre redes, eventos y capacitaciones, conocí a Lourdes Serrano y Melissa Nebot, quienes me han dado la oportunidad de coordinar junto a ellas los conversatorios ‘Las mujeres de Matilde’, que tienen la finalidad de honrar el legado de ella (Matilde Hidalgo de Procel) por medio de testimonios de mujeres líderes y empoderadas.
Siendo descendiente directa, ¿cómo crees que debes honrarla?
Siendo una mujer valiente e investigadora. Por ejemplo, estoy investigando más sobre la lucha feminista, en especial la vida de Matilde Hidalgo de Procel, y escribo un libro con estas temáticas. Recientemente lancé una colección de ‘pines’ o broches con mensajes de empoderamiento y liderazgo femenino con mis propias ilustraciones y piezas bajo el nombre de ‘Feminista hasta la equidad’.
Matilde cuestionó muchas cosas en su época. Durante mi vida siempre me he cuestionado todo, desde la existencia de Dios hasta la dinámica entre hombre y mujer. Mi madre, Carmen Lozano Delgado, y mi padre, Nelson Padilla, siempre fueron muy comunicativos, la guía perfecta para mí, una niña muy preguntona y curiosa. Y junto a mi hermana Carmen Padilla conformamos una familia muy unida.
¿Cuándo y cómo apareció Matilde en ese desarrollo?
Esta constante comunicación me llevó a interesarme por Matilde, a quien mi madre siempre admiró. Con los recortes de una vieja historieta en mano y demás recuerdos me hablaba de los increíbles logros de esta mujer ecuatoriana y yo solo me preguntaba dos cosas: ¿por qué nadie hablaba de ella?, ¡qué falta de admiración de los ecuatorianos por su labor y sus logros!; y ¿por qué ella había tenido que luchar tanto contra la resistencia de los demás para cumplir con su sueño de ser médica? Fue sorprendente conocer que aquella mujer fue mi tía bisabuela. Y difícil comprender por qué ella no gozaba de los mismos derechos que ahora yo reconozco como parte de mi normalidad.
¿A qué lo atribuyes?
No estamos formados para ser agradecidos. Eso tiene que ver con la educación en casa. Por eso me propuse que de mi parte no habría ingratitud ni egoísmos. Matilde debe ser inspiración para las siguientes generaciones. En mi colegio recuerdo que hice campaña para que ganara el concurso ‘Los 10 mejores ecuatorianos’ (iniciativa del año 2005 de Ecuavisa, luego publicada por revista Vistazo)... Para mi alegría, fue la única mujer que entró al ranking, pero por otro lado reconocí que debía prepararme para lo que hoy representa un reto para mí: continuar la lucha por la igualdad de género.
Matilde Hidalgo tiene su lugar en nuestra historia. ¿Qué recuerdos tienes de ella?
Continúa impactando mi vida aprender de la vida de Matilde, por medio del recuerdo exclusivo de mi madre; su libro bibliográfico ‘Una mujer total’ escrito por Jenny Estrada, autora que a su vez receptó gran parte de la información de mi abuelo Porfirio Lozano; y otros hallazgos de fuentes secundarias y primarias. Por ella me tracé la meta de ser la mejor graduada del colegio... Aunque este pensamiento parezca insignificante o inmaduro, hoy reconozco que eso es producto del impacto que puede llegar a tener un ícono ecuatoriano en la vida de un niño o un joven.
Mantenerla presente, en nuestra generación y nuestra cotidianidad.
En mi casa se conservan muchos obsequios que ella les dio a mis abuelos y mi mamá. De nuestro nacimiento, el niño Jesús es un regalo de Matilde; tenemos el regalo de bodas de mis abuelos con una nota escrita por el puño y letra de Matilde; además de fotos, recortes de periódicos y revistas que son parte de la memoria de Matilde y que en nuestro hogar permanece intacta. ¿En qué te sientes parecida a ella?
Hoy puedo decir que aunque no la conocí en persona, siempre la sentí muy cercana. Me identifico con ella en muchos aspectos. Me gusta escribir, dibujar, leer y enseñar; y si hoy tengo esta oportunidad valiosa de posicionar la imagen de Matilde como precursora de la lucha feminista nacional, lo haré con todo mi esfuerzo. Soy una ecuatoriana que tiene el deber de mantener vivo el recuerdo de un personaje ilustre de nuestro país. Sin unión ni colaboración no se llega a la meta, estoy segura de que en el camino me encontraré con más mujeres y hombres que deseen ser parte del ‘Team Matilde’.
Desde ese deber cívico y familiar, ¿qué les dirías a los jóvenes?
Que confíen en ellos mismos y hagan lo que les llena el corazón... Porque debo dar a la sociedad todo lo que aprendí. Y si con ello ayudo a las personas, estaré feliz de haberlo logrado.