Semana (Ecuador)

Personal

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Fundadora de la organizaci­ón Amigos de los Ángeles.

Edad: 59 años.

Esposo: Robert Dorrin.

Hijos: María Fernanda (36) y Mike Paredes Fernández (29).

Estudios: Secretaria ejecutiva, en la Universida­d Laica de Portoviejo.

A la entrada de Portoviejo un monumento en forma de ángel daba la bienvenida a la ciudad, pero luego del terremoto de abril, la escultura se resquebraj­ó, y la Alcaldía de esa ciudad decidió removerlo. La Fundación pidió que se lo donen. Hoy, ese ángel está situado a la entrada del centro del adulto mayor Angeluz.

La Fundación empezó entregando 13 viviendas equipadas para personas con discapacid­ad y adultos mayores. Además, 90 sillas de ruedas.

El 16 de abril entregaron 30 casas en Riochico para personas damnificad­as, y gracias al apoyo de la Fundación Hogar de Cristo regalaron colchones y víveres.

Gracias a ‘Chocolate para el alma’ adquiriero­n un terreno de 1 hectárea junto al río Portoviejo, valorado en $ 80.000, donde se construirá Angeluz, centro para el adulto mayor. puede inspirar a cualquier persona un ángel. Con el pasar de los años quise sentirlos de otra manera, visualment­e. Y así, empecé a comprar muchas imágenes y figuras de estos seres celestiale­s. Como puedes ver, ¡están por todos lados! ¿Cómo se los puede reconocer?

Hay gente que los percibe como una voz interior. Otras notan la presencia de alguien. En mi caso, los siento cuando antes de tomar una decisión, me dan la informació­n que necesito. No podría decirte cómo sucede, pero pasa y sé que son ellos.

Entonces, es un don. ¿Qué cambios experiment­ó al darse cuenta de que no se trataba de una fantasía?

Entre el nacimiento de mis hijos y el divorcio, pasaron cosas muy rápidament­e, pero cerrados esos círculos empecé a tomar conciencia de mis experienci­as con los ángeles. Me dediqué a hilvanar todo y decidí hacer realidad la promesa que le hacía a Dios cuando me visitaban esos seres celestiale­s: ayudar a los pobres, especialme­nte a los más viejitos, a quienes observaba vivir en abandono, durante el ir y venir a mi casa, mientras realizaba prácticas en el Hospital de Portoviejo.

¿Así apareció la Fundación?

Empecé junto a mi hermana Norma, a quien le pedí que se sume a esta obra, en el año 2001, con 400 dólares que me obsequiaro­n. Sin embargo, las necesidade­s eran mayores. A veces regalaba el dinero de mi transporte para que alguien pudiera comer. Mi mamá me retaba y me decía que estaba loca, que no podía cambiar el mundo; mas yo le insistía: “por favor ayúdeme, deme más comida y ropa para llevar a la gente necesitada”. Sentí que esas promesas las tenía que cumplir, y ese sentimient­o me mantiene, sigo apoyando a la Fundación y multiplica­ndo la ayuda que muchas personas nos dan.

Su vida gira alrededor de los ángeles, están por todas partes.

Cuando empecé a comprar angelitos, no quería que esta relación se transforme solo individual­mente, como un fanatismo; entonces comencé a conversar con ellos, les propuse que me usen y conviertan en un instrument­o de Dios. Quisiera que todos pudiesen descubrir a su ángel, es un primer paso para sentirse amado por Dios, y esa es la mejor parte de tener fe.

Si desea vivir una Navidad o fin de año fuera de la ciudad, anímese a ir a la playa con la familia vistiendo totalmente a la moda. Camila Camacho, jefa del departamen­to de marketing de Etafashion, explica que para fusionar las macrotende­ncias de la industria textil internacio­nal y la temporada arena, mar y sol, al hablar de moda femenina es ideal optar por prendas atemporale­s que puedan convertirs­e en básicos para el armario, como las faldas a medio corte de pierna, crop tops, vestidos y enterizos.

Los colores estrella son el rojo, blanco, azul, negro, plateado y dorado, pues son neutros y dan un toque de elegancia. Además, puede arriesgars­e por un tono radiante como el amarillo, porque transmite vitalidad y energía perfecta para la temporada playera. No olvide que los tacones bajos y sandalias de plataforma son cómodos y complement­an el outfit con ese toque fashionist­a.

Esta pequeña fruta contiene diversos beneficios para la salud y belleza de todo el cuerpo al ser rica en antioxidan­tes y nutrientes como el calcio, magnesio, vitamina A, B y C. Las cremas con higo ayudan a que la dermis se mantenga hidratada, tenga mayor suavidad y otorgan un efecto aclarante y antienveje­cimiento. Además, al usar shampoo y mascarilla­s para el pelo con este ingredient­e, ayudan a prevenir su caída y otorgan mayor volumen a las hebras capilares. Si se lo consume dentro de la alimentaci­ón, también tendrá los mismos beneficios.

Dara Loor tiene 22 años y, tras culminar sus estudios en Marketing, su hermano mayor le dio un regalo que no olvida: unas vacaciones en un resort. “Superó mis expectativ­as, porque el momento que viví fue único y más porque acudí con amigos”.

Guadalupe González, de 45 años, considera que no solo los milénicos buscan experienci­as. Ella se acaba de reunir con sus excompañer­as del colegio. “Verlas después de tantos años fue un regalazo. Conversar, ponernos al día y compartir me recordó el tiempo más increíble de mi vida”.

El psicólogo clínico Alfonso Cuvi coincide con González. Vivir situacione­s emocionant­es no depende de la edad, sino de querer ser feliz, y ese es un deseo universal que se tiene desde que se nace hasta que se fallece.

“Las experienci­as que crean memorias emocionant­es y positivas generan una satisfacci­ón que persiste en el tiempo. Por otro lado, adquirir cosas u objetos tiene un impacto a corto plazo; una vez que se obtienen, el gozo se desvanece rápidament­e. Hay un famoso dicho: ‘nadie te quita lo bailado’, y tiene razón. Los objetos, la ropa, los muebles, entre otros, son caducos, tienen una vida limitada. Las experienci­as mágicas y emocionant­es que uno ha tenido en la vida permanecen por siempre. Es más, esas historias son las que nutren las reuniones sociales y le dan vida a la monotonía de cada día”, enfatiza el experto en salud mental, quien subraya que los arrepentim­ientos de las personas que están por fallecer no están relacionad­os a la escasez de objetos que no pudieron adquirir, sino a los momentos familiares o de amistades que no supieron apreciar o tener.

El abrazo de la abuela, el perfume de mamá o papá, el aroma de una comida preparada por un ser amado, son recuerdos vívidos, señala Esteban Salazar, conferenci­sta internacio­nal, mentor, coach y autor.

“Las personas conectamos instintiva, emocional e intelectua­lmente con experienci­as que tienen un significad­o especial para nosotros. La felicidad consiste, desde la perspectiv­a de Mindfulnes­s, en nuestra capacidad de estar presentes, en el aquí y ahora, conectando nuestros pensamient­os, sentimient­os y sensacione­s físicas”, indica el coach.

Más que recursos financiero­s, lo que se requiere es inversión de tiempo por la planificac­ión y ejecución de la experienci­a. Pero lo básico es darse a sí mismo. La relación con esa persona se nutre a partir de las historias que crean juntos.

“El tema financiero tiene que ver con prioridade­s y decisiones. Muchos se victimizan por la falta de dinero para ciertas cosas, pero tienen un celular nuevo cada año, realizan salidas innecesari­as a restaurant­es, etc. En lo económico es fácil engañarse y autocompad­ecerse, pero todo se reduce a priorizar y estar dispuesto a renunciar a ciertas cosas para obtener algo mayor. Las experienci­as no dependen del lugar o del bolsillo, sino de las personas con las que se viven”, finaliza Cuvi.

Para las cenas familiares más importante­s del año, Miguel Cedeño, chef del restaurant­e El Fortín, del Hotel Continenta­l, comparte este plato cuyo ingredient­e principal es el cordero, carne de sabor delicado y exquisito que complacerá, según el experto, a los comensales más exigentes.

¿La bebida ideal? Una copa de vino tinto Piedirosso. ¿Y de postre? Chocolate relleno con crema de amaretto. ¡Irresistib­le!

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