Semana (Ecuador)

LIDERAZGO

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Joyce de Ginatta, a quien llegué a conocer con los años, lideraba un grupo llamado -Foro Económico- que sostenía las razones para dolarizar la economía ecuatorian­a. Lo integraban Franklin López Buenaño, Pablo Lucio Paredes, Dora de Ampuero, Carlos Julio Emanuel, entre otros.

Esta fruta es rica en vitaminas y minerales, mejora el sistema digestivo y, según un reciente estudio brasileño, posee propiedade­s analgésica­s y antiinflam­atorias. Dichos beneficios son posibles gracias a que contiene bromelina, sustancia que libera encefalina, algo así como una morfina que actúa sobre los receptores opioides que ayudan a combatir el dolor y la inflamació­n, señala una investigac­ión dirigida por la Escuela Paulista de Medicina de la Universida­d Federal de Sao Paulo en Brasil. La piña también tiene acción diurética, ayuda a digerir las proteínas, por su excelente aporte de fibra que disminuye el riesgo de desarrolla­r cáncer de colon, y a evitar el estreñimie­nto.

LA REALIDAD siempre será mejor que la ficción, y la historia de James Le Compte y su esposa Rita Ordóñez hasta podría haber salido de los textos de Laura Esquivel. Esta tiene sabor a chocolate, olor a tierra húmeda e ingredient­es de muchas partes del mundo. Su amor es global.

Él siempre fue fan del chocolate. En su natal Sídney, Australia, su juego favorito era buscar los bombones que su mamá escondía por la casa. Por su parte, Rita creció en una familia de productore­s de cacao. Años después él es la cabeza de To’ak, la marca ecuatorian­a de chocolates más cara del mundo, que fue fundada por Jerry Toth y Carl Scheweizer en 2007.

James es un hombre que creció en Oceanía y que decidió recorrer América durante sus años universita­rios, iniciando por Ecuador. En el 2004, mientras estaba en Estados Unidos viendo un concierto del Festival de Jazz de Nueva Orleans, conoció a la cuencana Rita Ordóñez Andrade. El flechazo fue inmediato. Ambos tenían 20 años de edad. “Por menos de 24 horas nos vimos en esa ocasión y dos semanas después nos encontramo­s por casualidad en el aeropuerto de las Bahamas. Ella venía a vacacionar por su cumpleaños y yo estaba ahí por turismo, recorriend­o el país donde nació mi mamá, pero pronto partiría a Cuba”, relató.

“Fue tal la sorpresa de verla, y lo que me había gustado en aquella ocasión, que la invité a venir conmigo. Le dije que los pasajes serían mi regalo de cumpleaños. Ella aceptó sin conocerme bien. Estuvimos cuatro días juntos. Y es que, sin que lo sepa, me enamoré de ella en Nueva Orleans. Esa noche yo pensé: ‘Wow, ella es especial, diferente, tengo que conocerla’”.

Y así se dio. Luego empezaron una relación a distancia, por casi dos años. “Fue algo muy difícil. No te lo recomiendo”, bromeó James. Después de estar algún tiempo separados decidieron vivir por casi nueve años en ✒Sus estudios. Bussines Administra­tion y máster en Negocios Internacio­nales. ✒Esposa: Rita Ordóñez. ✒Hijos: Celeste (8) y Hugo (1).

el idioma con la ayuda de su suegra Rita, quien vivió con ellos durante su permanenci­a en China.

encanta cocinar en casa. De la gastronomí­a ecuatorian­a disfruta el locro de papa y la comida manabita. Todo lo acompaña con patacones.

un enamorado de Ecuador. Admira la diversidad de la fauna y flora en un país tan pequeño. hasta que por motivos de un nuevo empleo de James, relacionad­o con la asesoría a microagric­ultores, hicieron base en Camboya y Shanghái. “Nos impresionó mucho la población de Camboya, eran muy humildes. Tienen una historia bastante triste y pocos elementos materiales, pese a eso creo que son las personas más felices del mundo. Fue una lección”.

Las raíces llaman, la sangre también. Y Rita siempre quiso regresar a Ecuador para estar cerca de sus padres. A James no le desagradab­a la idea porque cada vez que venía a este país, ya sea de vacaciones o para conocer el trabajo de la hacienda de sus suegros (también vinculada a la siembra de cacao), más se enamoraba.

Pero él quería regresar con empleo seguro y así fue como contactó, vía Internet, a Jerry y Carl, de To’ak. Los conoció por casualidad mientras se informaba en la web sobre negocios similares. Ellos le explicaron el trabajo conservaci­onista que hacían salvando al histórico cacao Nacional y la producción de chocolate a cargo de pequeños productore­s. Esto fue en 2014, y luego de trabajar dos años en conjunto, haciendo conexiones comerciale­s en Asia, llegó por fin la oportunida­d de mudarse. Pasó el tiempo y este intercambi­o como lo llama James, porque no cobraba más que por la enseñanza de cómo se cultiva el cacao, se transformó en total confianza. Jerry Toth quería regresar a su campo de acción: el proceso de conservaci­ón en la costa con la fundación Third Millennium Alliance en la reserva ecológica Jama-Coaque. Así que le ofrecieron el puesto de director ejecutivo de la compañía, pero sin sueldo. “Con familia no era viable, pero acepté el reto. Les dije que si conseguía inversioni­stas tendríamos para mi salario. Los encontramo­s y convencí a Rita de poner todos nuestros ahorros en la empresa. Así retornamos a Ecuador”.

James se emociona al contar esta historia porque ha vivido grandes coincidenc­ias. Su esposa también consiguió trabajo en un colegio como jefa departamen­tal. Así fue como desde el 2017 viven en Quito. Comiendo chocolate todos los días y uniendo dos culturas por amor. “Sin riesgos no hay oportunida­des, no me arrepiento de las que tomé”, dijo seguro.

También es un soñador. El suyo es que el cacao y el chocolate eleven su categoría y dejen de ser considerad­os solo golosina. To’ak quiere que alcancen el nivel de los vinos y whiskys más finos del mundo. “Nuestro reto es pensar diferente y verlo como algo valioso, complejo y con historia. Tenemos un producto de calidad y después de 20 o 30 años se pensará en el chocolate de Ecuador como si fuera el mejor de los vinos”.

Sobre To’ak

La marca tiene la historia del verdadero cacao ecuatoSídn­ey,

Cada ser humano tiene una forma particular de hablar, expresarse y comunicars­e que está relacionad­a básicament­e con lo que siente en su interior, sus pensamient­os. Por eso es importante tener control sobre la manera de pensar porque de ella depende que pueda lograr las metas propuestas o simplement­e dejarlas en meras intencione­s.

Emplear las palabras ‘ojalá’ o ‘quizás’ dentro de su vocabulari­o no está mal, es más, son parte de las conversaci­ones cotidianas. Unas denotan esperanza, probabilid­ad. Dichas de esta manera no constituye­n ningún riesgo. Para que lo entienda mejor, un ejemplo: ”Ojalá mañana pueda ir a visitarte”, de ninguna manera indica evasión, simplement­e está diciendo ‘espero que mañana se den las circunstan­cias correctas para poder verte’. Sin embargo, si este lenguaje es frecuentem­ente utilizado podría estar hablando de una persona insegura y la duda es lo opuesto a la fe y no le deja avanzar en la vida.

Asimismo se relaciona con la falta de compromiso consigo mismo y lo que se desea hacer, expresa la psicóloga y orientador­a familiar Miriam Florencia. “Decir ‘quizás este año sea mejor que el pasado’, revela una actitud poco compromete­dora con los objetivos, es esperar lo que venga y no poner en acción planes para lograr lo que se desea”, señala la experta.

Su colega, Verónica Fonseca, manifiesta que una mente plagada de incertidum­bre, desesperan­za, desconsuel­o, negativism­o y resistenci­a al cambio, genera palabras y acciones que pueden contaminar­lo y envolver en toxicidad el ambiente en el cual se desenvuelv­e. Además, sugiere enseñar este ‘buen hablar’ a los niños, porque es el mejor ‘insecticid­a’ mental, emocional y espiritual para ellos, en tiempo presente y vida futura.

“Los hijos son el fiel reflejo de lo que nosotros somos, pensamos y decimos. Si en la casa ellos siempre escuchan frases como ‘el dinero no alcanza’, los niños van a crecer con una mentalidad de escasez y van a pensar así, aunque en realidad haya lo suficiente, explica la terapeuta familiar.

Las expresione­s que deben salir de su común léxico son ‘no puedo’, ‘no lo voy a lograr’, ‘nunca me sale nada bien’, ‘siempre es lo mismo’. “Exclúyalas, ya que no constituye­n verdades absolutas, es imposible que un individuo no pueda hacer algo bien, o no logre nada en la vida, por eso medite qué es lo que en realidad no puede realizar y las causas que lo impiden. Estas frases causan estrés y cuando este llega a un nivel máximo ocasiona que los niveles de cortisol en el cerebro aumenten pudiendo alterar funciones vitales en el organismo, como incrementa­r la cantidad de azúcar en la sangre o afectar el sistema inmunológi­co”, indica Florencia.

Fonseca recomienda no solo desechar palabras, también actitudes, recursos y personas que resten, corten alas, lo hagan infértil, inoperante, esclavo, que lo lleven a círculos viciosos, de apatía, desánimo, desdicha, que pretendan envolverlo en falsas creencias que minan o nutren la psiquis con costumbres incorrecta­s, autodestru­ctivas, de víctimas, acciones limitantes, terreno baldío y resbaloso para cualquier tipo de plaga psicoemoci­onal, social, laboral.

“La vida se trata de aprender, crecer, caer, conquistar y evoluciona­r, no somos un producto terminado. El ‘así soy, y así me quedo’, es una elección propia que conlleva una responsabi­lidad con sus efectos a corto y a largo plazo”, sostiene Fonseca.

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