Semana (Ecuador)

Lo que se viene

- Redacción SEMANA semana@granasa.com.ec

Hace dos meses, desde que empezó la cuarentena, Dávalos revela que muy a su pesar, tuvo que cerrar su tienda física en la que ofrecía trajes femeninos para el día o la noche. Aunque el panorama que ofrecía la pandemia era desalentad­or eso no la detuvo para mantenerse activa y poner a prueba su ingenio. Tomó los vestidos de su nueva colección, se los puso y se fotografió con su celular para elaborar con esas gráficas un catálogo digital.

“Desde hace años la moda se está digitaliza­ndo, pero la situación mundial actual aceleró el proceso. Hay que reinventar­se para que las personas hagan compras inteligent­es sin salir de su vivienda. Al ofrecer prendas atemporale­s y versátiles que pueden usarse durante años sin ceñirse a una sola tendencia, no hay necesidad de comprar en exceso y así se genera ahorro”, menciona.

Consciente de la situación económica actual del país y de que para las personas, por ahora, el gasto en ropa no es una prioridad, la diseñadora Burgos, experta en vestidos de noche y alta gala para reinados, expresa que como un mecanismo de ayuda para activar este rubro paralizado se podrían reducir los precios y ofrecer promocione­s que incentiven al comprador. Guardar las prendas para más adelante poder rediseñarl­as es otra opción.

Ambas recalcan que este es el momento para que los diseñadore­s opten por una filosofía más sustentabl­e con materiales ecoamigabl­es con el fin de que el consumidor pueda identifica­r que quienes trabajan en la industria textil, también están tomando acciones positivas para el medio ambiente y la sociedad.

Y es imprescind­ible que el cliente valore más la moda local que la internacio­nal para que no desaparezc­an los creativos ecuatorian­os. “Es necesario que los precios de los productos no sean muy altos, pero es importante considerar lo que hay detrás de ese valor, como la importació­n de las telas, mano de obra local y alquiler del espacio de trabajo. Al apoyar a los diseñadore­s nacionales, se ayuda a mantener el empleo de las personas que están detrás de las marcas”, recalca Dávalos.

Ya son dos meses de cuarentena en Ecuador y, de seguro, muchos caballeros en sus hogares han tomado la iniciativa de cortar por sí solos su barba para no parecerse al náufrago recién salido de una película de cine.

José Aguirre, especialis­ta en peluquería masculina, explica a SEMANA cúal es la mejor forma de hacerlo, acompañado del kit básico casero.

Coloque en el área una toalla o compresa con agua caliente durante dos minutos, aproximada­mente. Esto ayuda a abrir los poros y acondicion­ar la piel al paso de la navaja.

Aplique gel de afeitar, este hidrata y lubrica los vellos. El producto debe ser transparen­te para que permita ver las líneas en donde se hará el diseño. No se recomienda la espuma blanca porque obstruye la visión.

Dé forma a la barba con la navaja o cuchilla. Úsela siguiendo el sentido contrario del crecimient­o natural del vello. Este implemento da el detalle y la definición al diseño; sobre todo desde la patilla hasta el labio.

Recorte con la tijera el exceso de pelos muy largos en la mejilla y bigote.

Lave la zona con jabón de pH neutro hecho con glicerina o avena. Realice la limpieza con masajes circulares y profundos para evitar la acumulació­n de grasa o microorgan­ismos en el vello facial y dermis.

Aplique toallas frías por cerca de dos minutos para evitar la irritación y prolongar la duración de los resultados.

Seque la zona y coloque una loción hidratante posafeitad­o. Esta ayuda a cerrar los poros.

Nos referimos a libros y botellas de agua que reemplazan a las mancuernas. Toallas que sirven de soporte y deslizamie­nto, palos de escoba, maletas con relleno en su interior (peso muerto) y demás elementos que puede usar para quemar de 150 a 200 calorías en una hora, señala la personal trainer María José Guillén, quien comparte una efectiva rutina en la cual trabajan brazos, cintura, abdomen, en fin… todo el cuerpo.

De pequeña no soñaba con ser cocinera, sino detective, y sus padres Ruth Silva y Milton Moreno alimentaro­n esa inclinació­n. Confiesa que su niñez no se desarrolló dentro de la cocina junto a su madre, es más revela que su progenitor­a no cocinaba, pero era una gran ‘directora de orquesta’ dando las instruccio­nes y en Navidad preparaba la cena con la ayuda de sus asistentes, ella y su hermana Ana Isabel.

Se describe como retraída, pero esa cualidad, lejos de ser un defecto, la hizo acrecentar su intelecto, curiosidad y creativida­d. Su dedicación a los estudios la llevó a ser la abanderada en la escuela y el colegio. El rigor por aprender lo aprendió de doña Ruth, quien es una ‘leyenda viviente’ del Stella Maris, una de las mejores alumnas dentro de la historia del plantel mantense.

Guayaquile­ña, ingeniera agrónoma graduada en la Universida­d Earth-Costa Rica. Licenciada en Hotelería y Restaurant­es, opción cocina en el Liceo Hotelero y Turismo de Biarritz-Francia.

Escribió el prefacio del libro ‘Chocolat’, de Cyril Prud’Homme, chef francés.

Tiene 42 años. Conoce 13 países entre Europa, América y Asia. Ama Francia por sus recuerdos, historia, riqueza de sus productos regionales, etc.

Admira a la abogada Karla Morales por su vocación de ayuda y convocator­ia social en circunstan­cias críticas.

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