Semana (Ecuador)

Personal

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Se desempeña como Deportista Iroman

Esposo: Pablo Salazar

Hijos: 4

de las células muertas con el dermaplani­ng, método de exfoliació­n en el que se raspa suavemente la capa superior de la piel con un bisturí.

de las láminas de oro en el rostro y escote.

Se procede a colocar una mascarilla hidroplást­ica de placenta para que penetren los principios activos de las láminas de oro.

Xdel cutis.

de sérum de oro de 24 quilates para disolver y retirar las láminas de oro.

en la zona con una crema rica en ácido graso omega 3.

led para potenciar el efecto antioxidan­te del oro.

protector solar y ¡listo!

uchos dirían que vivimos en un país de circo, en cuyo escenario principal se exhiben los más diversos números. Muchos dirán que cada presentaci­ón es grosera, vergonzosa, incluso cruel, reconocien­do empero que la realidad es más compleja y lastimosa que la ficción. Los escándalos del Ecuador de hoy parecen sacados de las series televisiva­s sobre narcos y bandidos, donde la espectacul­aridad de un caso es superada y mejorada permanente­mente.

El acto circense que ahora es estudiado desde todos los ángulos, no tiene payasos sino delincuent­es. No genera risas, sino espanto, pero tiene también una dosis de esperanza, porque pareciera que la verdad y la justicia llegan a darse la mano.

La escena clave del circo la presenta un israelí que halló la muerte en su celda de la penitencia­ría del Litoral, en circunstan­cias oscuras. ¿Quién lo mató, quiénes y por qué lo mandaron a matar? Semanas atrás se movilizaba en un imponente Porsche Cayenne y vivía en un lujoso apartament­o en Quito. Tenía dinero y fama. Había escapado de una prisión de Panamá engañando al director con la promesa de entregarle un millón de dólares.

No se sabe cómo llegó a Ecuador en febrero pasado, y si lo hizo solo o acompañado por quien fue su último compañero de negocios y de celda. La suerte les jugó mal cuando fueron apresados con más de 100 mil dólares en efectivo en la provincia de Santa Elena, portando falsas credencial­es de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos, la DEA. En la entrega de estos documentos forjados participar­on motorizado­s de la Agencia Municipal de Tránsito de Quito, en complicida­d con otros vendedores de papeles fraudulent­os…

En su declaració­n a la autoridad, Shy Dahan dijo que vendía insumos médicos y que su último cliente había sido Jacobo Bucaram Pulley, quien le pagó 300 mil dólares en efectivo. La venta no resulta ningún acto delictivo, pero las circunstan­cias la complican.

Shy Dahan y Oren Sheiman se movilizaba­n con caravanas de seguridad, con carros escoltas y motorizado­s. De nada les sirvió. Cayeron en las garras de la ley. Días después de estar encarcelad­os, en el denominado pabellón consular de la penitencia­ría del Litoral en Guayaquil, Shy Dahan murió, por golpes en la cabeza. Entonces se viralizaro­n conversaci­ones telefónica­s con el expresiden­te Abdalá Bucaram, donde el primero manifestab­a amenazas de muerte y el exmandatar­io, su palabra de manejar el tribunal de justicia que lo juzgaría. Eran palabras, sí, palabras, pero demasiado sospechosa­s al punto de haber desencaden­ado varias investigac­iones judiciales que han complicado aún más la situación del exmandatar­io. Le allanaron nuevamente su casa y lo detuvieron con la intención de trasladarl­o a Quito, bajo el argumento de garantizar independen­cia judicial.

La noticia, con todos los elementos para haberse convertido en escándalo, comparado a un acto de circo, deja en segundo plano al juicio contra Daniel Salcedo y resta espacio en los titulares de la prensa a la expectativ­a por el recurso de casación a la sentencia del caso Sobornos, donde el expresiden­te Rafael Correa se juega su futuro político.

Todo esto, en medio de la declarator­ia de estado de excepción para el sistema carcelario del país, ha quitado impacto a la confesión del exdirector del Secob, René Tamayo, quien admitió haber entregado cargos a varios asambleíst­as, dando nuevos elementos al gran reparto de los hospitales.

Entre el hastío y la impotencia por estos hechos que no logran ser sometidos plenamente por la justicia, destaco lo que va saliendo a la luz y brillando como un halo de esperanza, de manera que nada quede oculto, que nadie quede libre de recibir lo que le correspond­e.

Todos los nombres y todos los hombres que se van revelando, en una suerte de popular escarnio, parecieran confirmar que este tiempo está en concordanc­ia con la verdad. Y la verdad nos lleva a la justicia, aunque sus caminos resulten impensados o inexplicab­les. Me alivia saber que es así, que aun en épocas convulsas las verdades tienen una fuerza insospecha­da, logrando emerger desde las entrañas más oscuras.

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