Cuty YCAZA
“AHORA SOY MÁS EMPÁTICA Y RESILIENTE”
TRAS VEINTIÚN AÑOS DE TRAYECTORIA, los tiempos de pandemia fueron los años que más lecciones le están dando. Desde reinventarse hasta emprender son parte de ello.
Cada minuto en su día cuenta. Mientras sonaba su celular, Cuty se retocaba en segundos frente al espejo de la habitación del hotel. Había llegado a la producción de SEMANA con su maleta llena de sombras, base, labiales, y otros elementos.
De inmediato contestaba los pendientes en su agenda desde el teléfono. Ella no para. Es madre, esposa, formadora en la escuela que lleva su nombre, emprendedora, locutora de radio, administradora temporal de la Junta Nacional de defensa del Artesano. Está activa 24/7.
Alcanzó a ser reconocida en su profesión con veintipocos años, gracias a que su trabajo va mucho más allá de hacer lucir bellas a las mujeres; hace que ellas descubran la belleza en sí mismas.
Pero no todo ha sido color de rosas para esta maquilladora cuyo nombre ha destacado en el Miss Universo, la televisión o en editoriales de revistas. Después de las crisis y pérdidas del año de la pandemia ella nos adentra en su vida para contarnos cómo ha sido luz en esos momentos de resiliencia.
“O cerraba o me reinventaba”
Abril de 2020 fue el mes que sacó fuerzas para crecer. Los abrazos de Cuca (como se la conocía a su mamá) y los de su abuela Dolores ya no estaban. Habían partido con días de diferencia a causa del coronavirus.
“Mi madre y yo éramos superunidas, trabajábamos juntas. En ese dolor yo tenía dos alternativas: cerraba el negocio y me dedicaba a ser ama de casa o me reinventaba”, recuerda y agrega “fue por ella que levanté el negocio. Me armé de su fortaleza. Ella era líder, muy activa, positiva...” se conmueve y hace pausas en la entrevista.
Con esa sensibilidad que caracteriza a Cuty nos va adentrando a su vida. “Nosotras pusimos el negocio a raíz de que mi papá falleció. Mi mamá se queda viuda con cinco hijos, a partir de ahí surge el spa y la peluquería. Ese era el sustento de la familia”, comenta.
Esos 21 años de trayectoria no podían quedar en la borda. Entonces junto a sus hermanos José y Juan (quienes además son sus socios) decidieron que en el tiempo de cuarentena, la escuela sea digital y con ello no tuvo que despedir al personal que la acompaña hace años.
“Mis reinvenciones son a raíz de pérdidas... Primero fue cuando falleció mi padre, y luego, mi mamá y abuela. La Cuty que se reinventó ahora es más madura, empática y resiliente. Hoy tengo clara mi misión, y es tocar positivamente en los demás”.
“En mis manos está ayudar”
“Lo lindo de esta profesión es que no tiene edad”, sostiene ante el aspiracional de muchas. Es por ello que ante la problemática del desempleo, ahora está dictando cursos cortos que ayuden a reactivar a las mujeres.
“La idea surgió porque todos los días me llegaban mensajes de gente para que les ayudara a conseguir trabajo. Y lo que se me ocurrió fue armarles talleres a bajo costo y de tres días en donde aprendan y por las mismas emprendan”, comenta.
Desde queratinas y bótox capilar, rizados de pestañas, hasta diseño de cejas y depilación son algunas de las materias que dicta a fin de que la gente se reactive económicamente.
Y es ahí donde ha podido palpar que esta profesión no tiene edad ni condiciones. “Hace pocos días conocí a Geovanna en uno de mis talleres de cejas. Ella me enseñó que la discapacidad está en la mente no en las extremidades”, relata y agrega “cuando te topas con alguien que no le importa las limitaciones y está tomando un curso entendí que en mis manos está ayudar a esa persona a que cumpla su sueño y le regalé una beca completa para que estudie maquillaje. Me abrazó y no parábamos de llorar. Cuántas veces las quejas nos envuelven, pero gente como ella nos demuestra que podemos ser guerreras”, relata.
Son esas lecciones de vida que hacen que Diana María Ycaza Velásquez más conocida como Cuty, vaya dejando huellas.