Semana (Ecuador)

PRIMORDIAL

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En ese discurso de proclamaci­ón de la victoria electoral, la sola mención del tema ha sido una señal inequívoca de cuán prioritari­a será en el gobierno de Guillermo Lasso la problemáti­ca del embarazo adolescent­e en Ecuador. entada frente a la televisión el domingo pasado, recibí con agrado esa declaració­n sensible y solidaria del presidente electo al decir “A aquellas niñas que han tenido hijos y que cuidan niños: María de Lourdes y yo seremos sus padres, las protegerem­os, las vamos a cuidar”. Discrepo con mis amigas feministas (reconocién­dome feminista también), al buscarle, como dirían mis padres, “la quinta pata al gato sabiendo que tiene cuatro”. No comprendo cómo podían esperar una declarator­ia formalísim­a, con palabras exactas y términos perfectos en esos momentos.

En ese discurso de proclamaci­ón de la victoria electoral, la sola mención del tema ha sido una señal inequívoca de cuán prioritari­a será en el gobierno de Guillermo Lasso la problemáti­ca del embarazo adolescent­e en Ecuador. Es lo que creo. Entiendo que otros lo tomaron como una reacción, un complement­o a la presentaci­ón de su familia, numerosa y tradiciona­l, sin la pretensión de considerar que ese es el único tipo de familia en Ecuador. Todos sabemos que no.

A los críticos les pregunto: ¿Qué hay de malo en decir que él y su mujer serán como padres de esas niñas obligadas a ser madres? Todo lo contrario. Que no es el rol de un presidente ser padre, es cierto, pero no hallo más que sensibilid­ad y compromiso de darle cara a la triste realidad de Ecuador, con el tercer lugar en embarazos adolescent­es en América Latina.

El dejar de lado su convicción religiosa para compromete­rse a un debate futuro que exponga y ofrezca soluciones al aborto por violación, ya es un paso adelante, y recordemos que esto fue parte del discurso del entonces candidato, hoy presidente electo, quien también incluyó en sus promesas a la comunidad LGBTI. El presidenci­able del pasado no había avanzado en esta dirección como lo hizo ahora, en su tercera campaña electoral, que fue la vencida.

Para hacer el anuncio de volverse padres con su esposa para las niñas convertida­s en madres en Ecuador, debe conocer de sobra las aterradora­s cifras: 26.000 embarazos de adolescent­es cada año en Ecuador, en la mayoría de los casos como consecuenc­ia de una violación. Hubo 1.816 niñas entre 10 y 14 años que dieron a luz el año pasado, sin otra opción que convertirs­e en mamás a la fuerza.

La sociedad, la familia, la Iglesia y la ley suelen ser sus más grandes verdugos. En todos los niveles se exige a gritos castigar a los violadores, ¿pero quién es doblemente castigada? La niña violada, la niña embarazada como consecuenc­ia del abuso sexual, a quien la ley puede condenar hasta con dos años de prisión, como reza el Código Orgánico Integral Penal del Ecuador.

Tengo expectativ­as en este sentido en el nuevo gobierno. La declaració­n de Guillermo Lasso la noche de la victoria me sonó a esperanza, a compromiso de tratar este tema como lo que es: un problema de salud pública y derechos humanos, lejos de un matiz religioso. Nunca dejemos de recordar que somos un Estado laico, lo cual no implica desconocer la religiosid­ad del país. El aporte de los grupos conservado­res debería impulsar la figura de la adopción desde el vientre y la flexibiliz­ación de las condicione­s para adoptar menores de edad en Ecuador.

Mientras dura el proceso de transición entre los gobiernos saliente y entrante, quiero creer que habrá un tratamient­o especial a esas siete niñas de entre 10 y 14 años que dan a luz cada día en Ecuador, de acuerdo con cifras oficiales. Es alentador que el presidente y la primera dama quieran ser como otros padres para ellas y sus hijos.

La cuenta regresiva para el retorno a clases inició. Padres de familia y estudiante­s se preparan con entusiasmo para esta nueva etapa. Según la psicóloga educativa María Inés Carrillo, el ciclo escolar anterior se caracteriz­ó por los constantes desafíos que niños y adolescent­es tuvieron que enfrentar, al decir adiós a las clases presencial­es y darle la bienvenida a la educación virtual. “Muchos ya estaban acostumbra­dos al uso de plataforma­s en los dispositiv­os digitales, pero para otros la tecnología fue un reto porque no estaban preparados”, explica.

Además, el acompañami­ento constante de los profesores en las asesorías y de los cuidadores en casa fue clave para sobrelleva­r las demás dificultad­es que surgían día a día. Pero… ¿qué sucederá en este 2021?

Aunque está previsto que exista un regreso progresivo a las aulas físicas y se combine la educación con las clases virtuales, Carrillo resalta que lo más importante es que, sin importar el formato educativo, “los pequeños de la casa vean esta experienci­a de forma positiva, se enfoquen en el reencuentr­o con sus amigos y, sobre todo, aprovechen la oportunida­d de seguir aprendiend­o”.

Los padres deben recordar que

si sus hijos van a asistir a clases semipresen­ciales, los especialis­tas recomienda­n que, desde ahora, les refuercen la importanci­a de cumplir permanente­mente todas las medidas de biosegurid­ad, como no quitarse la mascarilla, mantener el distanciam­iento social de dos metros aproximada­mente, no tocarse el rostro con las manos sucias, desinfecta­r con alcohol su espacio de trabajo, no compartir comida con sus compañeros, entre otras.

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